No hay derecho a que se active una entidad tan respetable como el Consejo de Estado, para que pierda tiempo de esta manera tan salvaje
Ya sabemos que Amalia y Reinil, tienen afán de nombradía, quieren salir del anonimato y anhelan ser celebérrimos en este país. Amalia Sierra Núñez y Reinil González Burgos, son dos desocupados colombianos que acaban de demandar la elección de Iván Duque Márquez y Marta Lucía Ramírez Blanco, como presidente y vicepresidenta electos, ante el Consejo de Estado. ¿Su argumento? Que existió una presunta irregularidad en la fase de inscripciones de las fórmulas, pues no se permitió la inscripción del comité promotor del partido Integración Nacionalista Radical Internacional y que, por esa razón, consideran que se les vulneraron sus derechos particulares.
La demanda llegó por reparto a la Sección Quinta del Alto Tribunal y la estudiará el Magistrado Ponente Alberto Yepes Barreiro. Su propósito básico es el de declarar nula la elección de Duque y Ramírez (ganadores absolutos con 10.398.689 votos en segunda vuelta vs. 8.040.449 votos de Petro y Robledo) y, consecuencialmente, convocar a nuevas elecciones presidenciales en la que se permita la intervención del precitado movimiento Integración Nacionalista Radical Internacional. ¿Habrase visto insolencia? Se dice que este ignoto movimiento no tiene personería jurídica en Colombia, no es un partido político y es un comité sin estructura reconocida. La demanda ya fue admitida y a más tardar en seis meses se dará a conocer el fallo.
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Tal hecho ha sido objeto de mofas por doquier. No hay derecho a que se active una entidad tan respetable como el Consejo de Estado, para que pierda tiempo de esta manera tan salvaje, avocando conocimiento de una demanda que no tiene ni pies ni cabeza y que solo busca hacer famosas a dos personas que no tienen más oficio que el de litigar desde lo inverosímil, vendiendo humo sobre la repetición de las elecciones en Colombia. Ya el Consejo de Estado había desestimado una demanda contra la investidura de Iván Duque, en abril de este año, dizque porque el presidente electo se había negado a participar de la votación de seis proyectos de ley en donde se ventilaba la implementación de los acuerdos de paz. Todo resultó un fiasco, porque Duque había asistido a las plenarias.
Ya estamos acostumbrados en Colombia, a las demandas insólitas y a las tutelas absurdas. Por algo se expresa que este es un país de leguleyos expertos en hacer perder tiempo a los falladores, sin parar mientes en que coadyuvan de esta manera a la congestión judicial. No vamos muy lejos: Miguel Nule pretendía reparación económica de Colombia por $ 1.5 billones. Y cómo olvidar la grotesca petición que hizo Ingrid Betancur (solicitud de conciliación extrajudicial) de pedir una reparación al estado colombiano de USD$6,5 millones por los daños morales sufridos durante sus seis años de secuestro.
Da cefalea, pensar que en Colombia cada ocho minutos hay una demanda contra el Estado. La verdad es que existen carteles de abogados prestos para las demanditis y tutelitis que agobian las instituciones judiciales. Como lo que quieren los libelistas de marras es que se les mencione y se les haga bulla, pues bien, lo decimos en letras de molde: Amalia Sierra Núñez y Reinil González Burgos, demandaron la elección de Iván Duque Márquez y Marta Lucía Ramírez Blanco. Sí, ellos fueron. Sí, la demanda está cursando ante el Consejo de Estado, Sección Quinta. Sí, ellos van a ser reconocidos en Colombia. Sí, ellos serán en adelante famosos. Sí, ellos fueron los primeros en demandar la elección del presidente y la vicepresidenta ganadores. ¡Debería darles pena hacer semejante oso!