La navegación ofrece también la oportunidad de contemplar restos de barcos mercantes semihundidos y cuyos armazones asoman parcialmente del agua, o aquellos que quedaron varados en la orilla del río cuando el nivel de este subió.
El recorrido en catamarán desde la bahía de Asunción se ha convertido en una de las opciones turísticas más exitosas de la capital paraguaya durante la Semana Santa, una travesía que ayuda a descubrir estampas insólitas de la ciudad desde las caudalosas aguas del río Paraguay.
Numerosos turistas, locales y extranjeros se pusieron este sábado los chalecos salvavidas tras acceder al catamarán de dos pisos que remonta el río desde la bahía por algo más de una hora dejando atrás la costanera de la ciudad, el portentoso Palacio de López, sede del Gobierno, o el edificio del Congreso.
Una perspectiva que incluye además la Aduana, el puerto y, ya desde la lejanía, una ciudad en la que se mezclan las viejas casonas de sus barrios con modernos edificios acristalados y el verde de los árboles que abundan en la capital.
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Uno de los descubrimientos de los turistas en el ascenso a contracorriente del catamarán es la enorme cantidad de barcazas de las que dispone el país suramericano, la tercera flota fluvial más grande del mundo.
"Cuando uno va comentando que Paraguay es uno de los países con mayor cantidad de barcazas, que es una de las flotas de barcazas más grande en el ámbito mundial, ellos (los viajeros) se van sorprendiendo", dijo Juan Aníbal González, gerente comercial de los viajes.
Sin embargo, de acuerdo con González, la mayor de las sorpresas de los turistas es observar la actividad de los puertos privados apostados en las orillas del río, en los cuales se surten de los contenedores que surcarán la hidrovía, que comienza en Brasil y recorre una extensión de 3.442 kilómetros hasta el puerto de Nueva Palmira (Uruguay).
"También les impresionan los puertos privados, cuando van descendiendo y alzando los contenedores en los barcos. Eso es lo que más les impresiona", destacó González.
La última gran subida del agua del río se produjo en diciembre de 2015, produciendo las inundaciones en Asunción, asociadas al fenómeno climático de El Niño, que obligaron a cerca de 100.000 personas a abandonar sus hogares.
Algunas de esas grandes moles de acero oxidado son ahora el punto desde el que los pescadores del lugar tiran sus cañas con la compañía de las aves, que buscan las mismas presas que se esconden bajo las aguas del río, donde principalmente se pesca una especie de piraña llamada Pacú, un pez nativo del río.
El tour del catamarán va camino de convertirse en un clásico del turismo en Asunción, al menos en Semana Santa, donde cada jornada es compartido por un 60% de paraguayos y un 40% de extranjeros, según González.
Esta iniciativa turística fue presentada a finales del pasado año, con motivo de la llegada del verano, para fomentar entre los turistas y locales la posibilidad de apreciar la capital paraguaya desde otro punto de vista.