Esta es la realidad nacional de la salud en Colombia
Impreso por la Editorial Planeta Colombiana S.A. se distribuye en los distintos puntos de venta del país, el libro del doctor Alejandro Gaviria, actual ministro de Salud y Protección Social Alguien tiene que llevar la contraria. Gaviria tiene títulos de economía en la Universidad de California, EE UU. Su vida profesional ha transcurrido en tres ámbitos bien determinados: La academia, el periodismo y el gobierno.
En primer témino diremos que fue profesor y decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes y subdirector de Fedesarrollo; columnista del El Espectador durante ocho años y colaborador de otros importantes medios nacionales e internacionales y como funcionario público se ha desempeñado como subdirector del Departamento Nacional de Planeación y actualmente como ministro de Salud en el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos.
Entre sus libros anteriores vale la pena mencionar Los que suben y los que bajan:educación y movilidad social en Colombia,Del romanticismo al realismo social y Uribenomics y otras paradojas. En 2009 fue galardonado con el premio Nacional de Periodismo Simón Bólivar a la mejor columna de opinión y en 2010, el premio Portafolio al mejor docente universitario.
Por su alto rango en las esferas gubernamentales y el cargo que ocupa como ministro de Salud y Protección Social, pensamos que su libro se orientaría fundamentalmente a analizar los logros y las falencias de la cartera que ostenta, pero sólo en la última parte se ocupa tangencialmente de los logros y deficiencias del sistema a su cargo, descartando desde luego, como le toca, que exista una crisis de la salud pública en Colombia y hace énfasis en que la honestidad intelectual, en concepto del ministro, ha sido una característica notable del debate en cuestión.
En Colombia, dice Gaviria, pese al aumento de la violencia homicida en décadas precedentes, la esperanza de vida al nacer ha progresado a una tasa similar a la de otros países de la región.
La mortalidad infantil ha disminuido sustancialmente: pasa de un valor superior a 20 niños por cada mil nacidos vivos hace una década, a una cifra inferior a un dígito actualmente. Colombia pasó a ser el primer país del continente libre de sarampión, rubeola y rubeola congénita. Cuenta con uno de los programas de vacunación más completo de América Latina, con 19 vacunas para 25 patologías. Las coberturas de vacunación han aumentado de manera sistemática y están cerca de coberturas útiles del 95%. La tasa medida de muertes por cada 100 mil niños nacidos vivos, pasa de más de 30 a menos de 10 en periodos menores a los 20 años. La desnutrición crónica en niños menores de 5 años pasó del 15% en 1990 a menos de 10% en la presente década.
Actualmente, el 98% de los colombianos cuenta con un seguro de salud. Actualmente 28 pacientes renales reciben semanalmente servicios de diálisis. Más de 10.000 pertenecen al régimen subsidiado, siendo Colombia uno de los únicos países de la región con cobertura universal para enfermedad renal crónica. El porcentaje de colombianos que reportan que su estado de salud es bueno o muy bueno es bastante alto, superior al 80% y ha aumentado durante los últimos años. Es falso que exista una crisis de la salud pública y la mayoría de los indicadores ha mejorado sistemáticamente. Basta con mencionar que hace 20 años una tercera parte de los colombianos más pobres afirmaban “no tener ningún acceso o cuidado médíco en caso de enfermedad” y ese porcentaje es hoy inferior al 3%.
Pero este halagador panorama del Ministro Gaviria, contrasta con el balance negativo de expertos en materia de salud, al anlizar la falencia del sistema, como el senador Jorge Enrique Robledo quien en su reciente libro La corrupción en el poder y el poder de la corrupción en Colombia presenta un caso revelador de la crisis del sistema reinante: En enero de 2016, los medios de comunicación denunciaron la tragedia de doña Rubiela Chivará, quien murió porque no le realizaron la operación urgente que el médico tratante le había ordenado desde mayo de 1015.
Se pone enevidencia que el “paseo de la muerte” y los demás horrores del sistema de salud siguen siendo dramáticos y se agravan con el paso del tiempo como puede ilustrarse con otros y múltiple ejemplos. “El presidente Santos y su ministro de Salud les mantienen a las entidades promotora de salud, las famosas EPS, el mayor negocio financiero de la historia que en este año mueve 32.000 billones de pesos” y la crisis se manifiesta, entre muchos casos, en los obstáculos de todo tipo que deben soportar los enfermos para obtener una cita con un especialista.
Por razones de espacio, el comentario a otros temas del interesante libro del ministro Gaviria se queda entre el tintero. Vendrá una nueva oportunidad.