Haber logrado el acuerdo municipal para hacer de Medellín una ciudad para la infancia será un orgullo cuando su texto se traduzca en estrategias de desarrollo y en inversiones que logren tan noble propósito.
La Red Medellín Cómo Vamos asociada a reconocidas ONG que trabajan con la primera infancia acaba de publicar un cuidadoso informe sobre las condiciones de la niñez entre los cero y seis años en el período 2009-2016, que comprende los períodos de gobierno de Alonso Salazar, Aníbal Gaviria y Federico Gutiérrez. El informe, escrito en perspectiva de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, les ayuda a las autoridades municipales a enfocar su gestión, y a la ciudadanía a seguir y controlar el cumplimiento de la Política municipal de primera infancia y el avance de la ciudad en los ODS.
Por el amplio lapso enfocado y la complejidad de la atención integral a la primera infancia, etapa de la vida en la que la familia y el Estado han de confluir ofreciendo protección y oportunidades, el informe merece amplias revisiones, comparaciones y análisis especializados que contribuyan a su mejor comprensión y a atender las alertas que se presentan. En un primer momento, nos merecen especial interés el estado de la atención en seguridad alimentaria y nutricional y el proyecto Buen Comienzo, ligado a la primera.
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Así como el Gobierno Nacional y el Congreso renunciaron a crear el Sistema nacional de seguridad alimentaria y nutricional, Sinsan, que definía una política de primera infancia, el Plan Municipal de Desarrollo 2016-2019 carece de una política, o al menos de acciones, en esa dirección; esta ausencia significa un notable retroceso que pone en riesgo avances conseguidos por la ciudad desde 2009. El retroceso empieza a notarse en la caída del ritmo de disminución de infantes aquejados con desnutrición crónica, pues mientras entre 2013 y 2015, Medellín logró reducir en 1,1% la desnutrición crónica en menores de 6 años, entre los años 2015 y 2016 apenas lo hizo en 0.2%. Con tal ritmo, se pone en riesgo a infantes que habían dejado de estarlo y no logra la mínima meta de cualquier sociedad que respeta a su infancia, que es eliminar la desnutrición en los niños menores de 5 años.
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Buen Comienzo ha sido un programa estelar por el que Medellín y los operadores han recibido reconocimiento nacional e internacional. Hoy, los pasos dados en la política de atención integral y acceso a la primera etapa del proceso educativo, han perdido protagonismo e interés. Tan revelador como los preocupantes datos de caída en la cobertura del programa es el llamado porque el Icbf, cuyo desorden interno sigue revelándose, y el Municipio, carecen de información actualizada sobre el estado de acceso de la infancia entre 0 y 6 años a programas de atención en educación y nutrición, como Buen Comienzo o los hogares Fami. Medellín ha de preocuparse por el retroceso en cantidad de niños cubiertos en los hogares de Buen Comienzo, así como en las horas de atención a los niños. Mientras en 2014, el 72,2% de los infantes era atendido durante 200 horas anuales, para 2016, la cobertura de Buen Comienzo había caído a 69,2% de los niños entre 3 y 6 años, y las horas se habían reducido a 198.
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Medellín tiene el orgullo de ser ciudad pionera en una política de primera infancia. Tener tal honor es también la obligación de hacer compatible la política con el plan de desarrollo, los presupuestos anuales y, especialmente, con la voluntad política de la Administración por hacer de esta una verdadera Ciudad de los niños y las niñas, una meta posible y necesaria por el presente y el futuro común.