Afiches y cuñas políticas, ¡lleve!

Autor: Álvaro González Uribe
25 marzo de 2017 - 12:08 AM

Es muy grave que se infrinjan las normas electorales ya sea por violación de topes en gastos, financiación extranjera, no registro de aportes o cualquier otra causa.

¿Cuántos votos le genera un afiche a un candidato? Aunque parezca ingenua, la pregunta surge de la reciente reflexión de Antanas Mockus sobre el escándalo de los 400.000 dólares que entraron a la primera campaña de Juan Manuel Santos para adquirir 2.000.000 de afiches pagados por Odebrecht.

El siempre admirado (al menos por quien escribe) profesor Mockus dijo con razón que no fue por esos afiches que -en fórmula con Sergio Fajardo- perdió las elecciones del 2010, pues considera que hubo causas mayores de índole político y estratégico.

Al margen de los resultados, es muy grave que se infrinjan las normas electorales ya sea por violación de topes en gastos, financiación extranjera, no registro de aportes o cualquier otra causa. Y también creo que esas infracciones tejen un manto de duda sobre las demás actuaciones de una campaña. Lo mismo ocurre con la de Oscar Iván Zuluaga en el 2014. Lo más grave es que la ciudadanía perciba como ilegítimos a todos los gobiernos y a la democracia en general. Pero bueno, esperemos en qué desembocan las investigaciones.

Sin embargo, en esta columna quiero tratar otro tema, planteado en la pregunta inicial. Aunque hoy en día hay expertos en campañas que analizan hasta el más mínimo detalle, las estrategias electorales distan mucho de ser una ciencia exacta. Quizá los únicos que pueden prever con cierta precisión a cuántos votos corresponde una acción electoral son quienes los compran directamente: ellos hacen un empadronamiento previo, a veces reteniendo cédulas, y saben cuántos votos obtendrán según la cantidad de electores que negocien su voto. Y eso que a veces les hacen conejo.

Pero, ¿puede establecerse una relación directa entre cantidad de afiches, vallas, cuñas, pasacalles y toda la propaganda gastada, con la cantidad de votos a obtener u obtenidos? Nunca. Solo meros cálculos de percepción de presencia que hacen los expertos, pero no más.

Por ejemplo, esa guerra y circo de vallas y cuñas que se presentan durante las campañas produce más hastío que otra cosa. Hay tal atiborramiento del espacio público y de los medios de comunicación que el votante común termina sin saber quién es quién.

Por supuesto que la gente debe conocer quiénes son los candidatos, pero, ¿obtiene más votos quien pone más vallas o ensucia más postes y muros con afiches? Lo dudo. En eso las campañas hacen cálculos muy a la topa tolondra, y se van más por la cantidad que por la calidad lo cual genera esas sumas astronómicas que en parte son las que hacen sobrepasar los topes. Hablando del mismo Mockus, me pregunto a cuántos costosos afiches, vallas y cuñas equivalió su simple bajada de pantalones gratis…

Y de la proliferación de cuñas radiales gritonas ni hablemos. Traigo a colación una anécdota personal del año 2000 cuando fui candidato al Concejo de Medellín. Me encontraba en mi oficina privada cuando recibí una llamada. Al otro lado de la línea, sin saludo alguno, a boca de jarro me pusieron a escuchar a un locutor que con voz melosa y casi gritando a manera de comercial me indicaba las razones por las cuales debía votar por un candidato, me hablaba maravillas de lo que ese candidato haría por la educación, la salud, el empleo, en fin, me expuso en cerca de 20 segundos todo un programa de gobierno.

Mientras el locutor iba soltando la cuña telefónica yo pensaba en que quizá era una nueva forma de propaganda política personalizada. Sin embargo, cuál no sería mi sorpresa al escuchar que la cuña terminaba invitando a votar por mí. Es decir, ¡ese todopoderoso candidato era yo!

Apenas terminó la grabación, pasó un personaje a decirme que en nombre de la emisora “NN-AM” me ofrecía esa cuña por cierta cantidad de dinero.

Nada ilícito, claro, ¡pero sin yo haber iniciado mi campaña y casi seguro sin conocerme, el hombre ya “sabía” cuáles eran mi programa y mis actuaciones como futuro concejal! Obviamente le dije que no gracias. Pues resulta que a las dos semanas me dio por escuchar la misma emisora y, claro, lo que sospechaba: pasaron la misma cuña pero promocionando otro candidato totalmente diferente a mí en cuanto a mis ideas y grupo político.

¿Esa es la propaganda electoral que nos mueve a votar por alguien? Dejo la pregunta, gracias.

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