Además del invierno, las actividades ilícitas causan tragedias

Autor: Kelly Melissa Álvarez Correa
21 mayo de 2017 - 12:20 PM

Los expertos explicaron cómo la mala planeación, la participación negativa en los territorios y la falta de conocimiento sobre las prácticas no legales, tendría relación con las consecuencias que el invierno ha causado en el país. 

Colombia

Las cifras son contundentes. La tala y comercialización de madera, los cultivos ilícitos y la extracción ilegal de minerales, son tres actividades delictivas que tienen gran presencia en Colombia y que por sí solas tienen causas y consecuencias complejas, según los expertos, y se desarrollan bajo contextos tan diversos como cada una de las regiones del territorio colombiano. 
No obstante, puede haber una relación entre las tres: las manos de ciudadanos que las realizan y que con ello traen una serie de consecuencias medioambientales, las cuales podrían estar relacionadas con la llamada ola invernal por la que atraviesa el país, pues si bien no se puede incentivar la lluvia, sí se puede alterar un río o un bosque, que desencadena en desastres como los deslizamientos de tierra o las crecientes de las fuentes hídricas.
Para esclarecer un poco más a fondo está relación, EL MUNDO consultó expertos que, tomando como referencia la temporada que se vive en la actualidad, las cifras presentadas en el infográfico y su conocimiento personal, explicaron la naturaleza de estas acciones en la población y la importancia de que el ciudadano sea consciente de su papel y conozca la biodiversidad que existe en donde habita.
Para  Jefferson Galeano Martínez, profesor de Educación Ambiental de la Universidad de La Sabana, es importante resaltar que las tres actividades delictivas no tienen los mismos antecedentes y razones por las cuales las personas lo realizan, por lo que, según él, es fundamental conocer el origen y así entenderlo. No obstante, el docente señaló que hay dos aspectos claves: la falta de presencia institucional y la falta de conocimiento sobre su territorio, la biodiversidad porque cuando se reconoce el entorno, se cuida.
En concordancia con lo anterior, el geólogo y docente de Geografía de la Universidad Nacional Germán Vargas Cuervo, explicó que las falencias se encuentran en escenarios como la academia y el Estado. “Falta mucho aporte de conocimiento por parte de los conocedores de los ríos, nos falta más divulgación, capacitación, campañas en las que la gente sea consciente de qué es un sistema natural, que el río no es que se recupere solo. La vela no se recupera después de que se le quita la piel, que es el bosque, entonces ahí hay una parte importante; lo otro es la capacidad del Estado para, digamos, reprimir ese tipo de acciones”, señaló en referencia a los tres delitos. 

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La madera que se comercializa 
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza en Colombia (por sus siglas en inglés WWF), más del 70% de la madera que se comercializa en el país se obtiene de manera ilegal. Además, resalta que “más de la mitad de la superficie total de Colombia —51,35%, es decir, unas 58,6 millones de hectáreas— está cubierta por bosques naturales en la cuenca del Amazonas (la parte sur-occidental de Colombia) y Chocó-Darién (la zona costera del Pacífico)”, asevera el informe Causas de la ilegalidad de la madera en Colombia.
La consecuencia que tienen estas cifras es clara para el geólogo Vargas, quien hace el símil de esta situación con la de que a un humano le quitaran su piel, pues de esta manera queda menos protegido. 
“Lo primero que uno puede ver es que en las cuencas de los ríos y en las zonas de montaña, hay un cambio en la cobertura vegetal de bosques primarios, porque generalmente la explotación ilegal de las maderas son bosques primarios, porque ahí no hay reimplantaciones, entonces estamos quitándole prácticamente la piel a la tierra y por eso es que la acción de las lluvias empiezan a causar el escurrimiento de los suelos (técnicamente llamamos rectación)”, sostuvo Vargas Cuervo. 
Y continuó explicando que “entonces tiene unos procesos de remoción en masa, se empieza a hundir el terreno, después se da una ruptura, una cicatriz de este terreno, formando deslizamientos, flujos y todo ese material, y ocurre sobre esas laderas. ¿A dónde llegan? a las cuencas de los ríos y  eso es lo que provoca que los ríos empiecen a ser torrenciales y que se represen, a formar avenidas, crecientes y ahí viene toda una cadena que se deriva en que baja por las cordilleras,  por las zonas donde hay poblaciones y se ven afectadas”, subrayó el experto en esta ciencia que estudia el origen, formación y evolución de la tierra.
En ese mismo sentido, talar un árbol “daña todo un ciclo vegetal, dañando todo un ecosistema”, detalló el profesor Galeano Martínez.

La extracción ilegal de minerales
Para los expertos consultados, es fundamental aclarar que hay dos ramas en este campo, una es la  antes llamada minería ilegal, llevada a cabo por parte de grupos al margen de la ley; y la artesanal o informal, que podría hacerla cualquier ciudadano pero igualmente es considerada de esta manera por no contar con los permisos necesarios para ejecutarse.
Al respecto, Antonio Romero Hernández afirmó que “la tradicional es una minería que se combina con otras actividades como por ejemplo la deforestación. Si se hace a cielo abierto, porque es aluvial, es muy posible que esté generando dinámicas en torno a los ríos y suelos, por lo cual se deterioran y que generalmente tienen otros impactos mayores y es porque está en la informalidad”, sostuvo el director del grupo de investigación Ignea, de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional.
Por su parte, el profesor de Geografía Vargas Cuervo, explicó que la posible consecuencia se podría dar “porque se asocia más a la arena y a los materiales para su equilibrio dinámico y regulación de las aguas. Entonces, cuando tú miras un río con minería ilegal, prácticamente destruye lo que es el sistema natural del cauce activo y de su lecho mayor, de sus llanuras de inundación, de sus terrazas aluviales y hacen que el río se comporte caóticamente, pierde su curso normal”.
De otro lado, el docente de la Universidad de la Sabana sostuvo que artesanal quiere decir que no es a gran escala, pero en las últimas décadas esto ha variado, por lo que ”cuando esta actividad resiente un ecosistema y cuando se toma una decisión de configuración de territorio no planificada, que no tiene en cuenta la dinámica de la comunidad, que no tiene en cuenta las dinámicas del ecosistema, seguramente el resultante de esta decisión es un evento trágico”, explicó  Galeano Martínez, quien recientemente publicó una columna en un medio de comunicación explicando la culpabilidad de los seres humanos en la ola invernal. 

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Los cultivos ilícitos,  arrancar para sembrar
Aunque el Gobierno Nacional estrenó recientemente la tercera fase del programa para la sustitución de cultivos ilícitos, el cual beneficiaría a 83.790 familias de trece departamentos del país, en 67.193 hectáreas; el problema no deja existir al corto plazo. La relación de este con la ola invernal sigue siendo un asunto medioambiental, como lo son los otros dos. 
En este caso representa un riesgo porque “a veces se dan en terrenos y en suelos que no son aptos para la agricultura, entonces ahí viene un proceso de integración de la tierra, de los suelos y de los bosques de la cobertura que cada vez que llueve, al quitar los bosques y la vegetación nativa, el efecto es mas fuerte porque no tienen esa capa que los protege, que reduce el impacto del agua y que la retiene”, expuso Vargas Cuervo.
Finalmente, es fundamental entender que la relación entre estas tres actividades ilícitas y las consecuencias de la ola invernal es directamente que no hay una vigilancia y, por ende, se torna complejo en términos de planeación en el territorio. “Existe relación entre los eventos trágicos, los desastres y la mala planificación y la mala configuración territorial. Cuando yo decido como comunidad aceptar un proyecto que no va con el bienestar para las comunidades y los ecosistemas, el único resultante va a ser una tragedia”, resaltó Galeano Martínez. 

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