A quien admira un demócrata
La ética democrática tiene sus reglas obvias y una de ellas es que se admira a quien contribuyó a crear democracias o a defenderlas y no a quien hizo hasta lo imposible por evitar que se fundara una de ellas. De todos modos hay dictadores de dictadores y es importante no ponerlos juntos en un mismo costal, aunque ninguno merezca homenajes. Abajo están los nombres.
La ética democrática tiene sus reglas obvias y una de ellas es que se admira a quien contribuyó a crear democracias o a defenderlas y no a quien hizo hasta lo imposible por evitar que se fundara una de ellas. De todos modos hay dictadores de dictadores y es importante no ponerlos juntos en un mismo costal, aunque ninguno merezca homenajes. Abajo están los nombres.
1. Tumbó una democracia con una guerra civil que promovió, y gobernó más de 40 años como un muy cruel dictador de derechas, con la absurda excusa de evitar una revolución comunista. Epílogo: al momento de su muerte el país ya iba camino de la riqueza, pero por su culpa no era democrático.
2. Mató, según las estadísticas más bajas, a 60 millones de sus compatriotas (el genocidio más grande de la historia), con la excusa de consolidar una revolución comunista. Epílogo: Al momento de su muerte el país había pasado de ser un paria internacional a una gran nación, que décadas después sería la segunda más rica del mundo, pero evitó la democracia a toda costa y su país aún es una dictadura.
3. Mató, según las estadísticas más bajas, a 20 millones de sus compatriotas (el genocidio más grande de Europa), con la excusa de consolidar una revolución comunista. Epílogo: tras su muerte su país quedó como una de las dos potencias más ricas y poderosas del mundo, pero la dictadura continuó por casi 40 años más.
4. Tumbó una democracia latinoamericana con la absurda excusa de evitar una revolución comunista y fue un muy cruel dictador de derechas por dos décadas. Epílogo: tras su muerte el país consolidó la democracia que él en vida había permitido con reticencias y se volvió una economía próspera en la región. Respuestas: 1. Francisco Franco de España. 2. Mao Tse Dong de China. 3. José Stalin de Unión Soviética 4. Augusto Pinochet de Chile.
¿Y sobre Fidel Castro? Responda y compare:
¿Tumbó una democracia como hicieron Franco o Pinochet? Respuesta: No, una muy mala dictadura.
¿Permitió el paso a una democracia como Pinochet, aunque hubiera sido sin quererlo como este dictador golpista? Respuesta: No, evitó a toda costa el tránsito a la democracia de Cuba.
¿Fue un asesino de gran parte de la población de su país como Mao o Stalin para consolidar su revolución? Respuesta: No, fue un dictador implacable (murieron unas 10.000 personas en 50 años y hubo muchísimos exiliados), pero no fue un genocida.
¿Su país se volvió rico a raíz de él o no obstante sus acciones, como China, Rusia, España y Chile? Respuesta: No. Dejó de ser un país con miseria, pero es un país pobre.
¿Contribuyó con su liderazgo a transformar el mundo? Respuesta: Sí y no, porque su imagen inspiró bastantes luchas justas, pero su promoción de movimientos guerrilleros perjudicó a muchas personas inocentes en todo el mundo.
¿A quien admira un demócrata entonces, aunque hay peores dictadores que otros? A los que, teniendo aspiraciones de volverse dictadores comunistas, como Nelson Mandela en Suráfrica y Felipe González en España, renunciaron a esas ideas y construyeron democracias donde antes había dictaduras de derecha. Incluso a los que contribuyeron a que las dictaduras de derecha o izquierda se volvieran democracias, aunque pertenecieran al viejo régimen autoritario, como Adolfo Suárez en España y Mijail Gorbachov en Unión Soviética. Pero más aún a los que lograron transiciones de dictaduras de izquierda a democracias, con gran sacrificio y entrega personal, y luego fueron los primeros presidentes durante esa transición, como Lech Walesa en Polonia y Valclav Havel en Checoslovaquia. También a quienes, habiendo sido guerrilleros y aspirantes a dictaduras de izquierda, terminaron fundando democracias y siendo sus presidentes más adelante, como José Mujica en Uruguay, Dilma Rousef en Brasil y Salvador Sánchez en Salvador. Todos los anteriores sí merecen un homenaje, menos aquellos que han cometido gravísimos errores al gobernar en democracia. ¿Y alguno de los mencionados dictadores que no permitieron transitar a una democracia o se opusieron bastante a ello, deben ser admirados? Un auténtico demócrata debe decir que no.
*Profesor Titular Universidad Nacional