Es imperativo analizar profundamente las capacidades, las trayectorias y la preparación de los candidatos
A los electores, les llegó, debido al próximo certamen electoral, la hora de “Pensar bien”, y demostrar que existen como buenos ciudadanos. Es la aplicación de la conocida frase de Descartes: “Pienso, luego existo” en su obra “El discurso del Método”.
En otras palabras, cabría la aplicación de una frase, dizque motivacional, que aparecía en algunas oficinas gringas: “Think, it may be a new experience”, que traducida es: “Piense, podría ser una nueva experiencia”. ¡Hay que tomar partido y decidir! Es bueno recordar que según Dante: “Los sitios más calientes del infierno, están destinados a quienes permanecen neutrales en las crisis sociales”. ¡El que entendió, entendió!
El problema está en los funcionarios que resultan elegidos popularmente. Según trascendió recientemente: “El Ministerio público archivó la investigación en contra del acalde de Bogotá y su predecesor Gustavo Petro por presuntamente haber mentido sobre títulos académicos. Según la entidad para ejercer el cargo de alcalde NO SE REQUIERE NINGÚN REQUISITO DE ESTUDIO”. La comunidad siente grandes preocupaciones al respecto, cuando se trata de elegir al primer Mandatario, y es entonces que es imperativo analizar profundamente las capacidades, las trayectorias y la preparación de los candidatos.
Son muchos los aspectos que merecen ser revisados. Como primera inquietud se plantea la siguiente: Se dice, palabra más o palabra menos, que: “La Campaña para la elección de Primer Mandatario ACABA DE EMPEZAR”, lo que resulta contraevidente, si se tienen en cuenta las trayectorias de algunos de los candidatos más frecuentados en las redes sociales. En efecto: los candidatos Fajardo, Petro y Vargas Lleras, hace muchos años están en campaña hacia la Primera Magistratura.
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Todos ellos, desde que ocuparon cargos públicos, como alcaldías y ministerios, dieron claras muestras de que su clara intención y afán de ocupar, algún día, la Presidencia. Lo que habría que analizar es si invirtieron en dicha gesta, cuantiosos dineros públicos para promover su imagen desde dichos cargos. Sus campañas publicitarias, para “difundir la obra de sus gobiernos” fueron, cual más, cuantiosas.
También se caracterizaron por montar lo que, eufemísticamente, se ha llamado “maquinaria” y, de nuevo, cual más poderosa.
Es posible imaginar una similitud entre la búsqueda de un candidato para ocupar una posición en el mundo de los negocios, con la elección para ocupar la Presidencia. En ambos casos se tienen varios candidatos y es preciso analizar su trayectoria y sus capacidades.
En el caso del trío de candidatos mencionados, es preciso tener en cuenta, por ejemplo, los antecedentes de vinculación con la subversión de Petro, lo mismo que la asociación de su grupo con el “capo di tutti capi”, de entonces, Pablo Escobar, para asaltar el Palacio de Justicia. Lo mismo ocurriría si se analizara su trayectoria, ya como administrador de la cosa pública, cuando armó el desaguisado de las basuras en Bogotá. Asimismo, en el caso de Fajardo, no es posible seguir olvidando, el asunto Orbitel, lo mismo que la Biblioteca España, la “calidad” de los Colegios de Calidad y las recientemente destruidas Pirámides de la Avenida Oriental y los aciagos e incumplidos lemas publicitarios. En cuanto al “gran constructor” de vivienda, si bien en cuanto a cantidad son muy respetables los guarismos, la calidad urbanística y de las mismas construcciones, con demasiada frecuencia, dejan mucho que desear. Y de la “otra” (carreteras y puentes) infraestructura, mejor no hablar, por ahora.
Lo anterior, tratándose de únicamente de tres candidatos, demuestra lo extenso, pero necesario de analizar, de las capacidades de los candidatos, y no es aceptable “tragar entero”, ni ser objeto de las maquinaciones que vienen, “de arriba” como los robos de plebiscitos, los votos y conteos nocturnos, las compras de votos y la repartición de mermelada, que caracterizan precisamente a las maquinarias, que: “las hay, las hay y SI hay que TEMER de ellas”.
Es la hora de “pensar bien” para que luego no estemos sometidos al eventual futuro “llanto y crujir de dientes”.