El suizo conquista su quinto título en Indian Wells al derrotar a su compatriota Stan Wawrinka por 6-4 y 7-5.
Seguir haciendo historia. Eso consiguió Roger Federer este domingo en el Indian Wells. El suizo derrotó 6-4 y 7-5 a su compatriota Stan Wawrinka en una hora y 19 minutos de juego, celebró su segundo título de la temporada (tras el Abierto de Australia), y así llegó al título número 90 de su carrera (25 de Masters 1000), convirtiéndose además en el campeón más longevo de la historia del torneo, superando a Jimmy Connors, quien levantó el título en 1984 con 31 años y 5 meses, por los 35 años y 7 meses de Federer.
Los suizos escribieron un nuevo capítulo de su rivalidad en el desierto californiano después de haber jugado hace unos meses en semifinales del Abierto de Australia, donde ganó Federer, confirmando así el dominio que tiene sobre Wawrinka en el cara a cara (19-3). Además, las únicas tres victorias de Stan fueron en polvo de ladrillo (Montecarlo 2009, 2014 y Roland Garros 2015), por lo que el campeón de 18 torneos del Grand Slam apareció en la final de Indian Wells invicto ante su contrario en pista rápida, blandiendo un contundente 14-0.
Además, ambos llegaron a la final para hacer historia: desde 2001, cuando Andre Agassi derrotó a Pete Sampras en el mismo escenario, no había una final de Indian Wells entre dos tenistas del mismo país, por lo que Federer y Wawrinka se aseguraron un capítulo especial en la historia del tradicional torneo norteamericano al competir entre ellos por la copa de campeón.
Federer, se plantó en el encuentro decisivo buscando sumar su título número 90, 25 de Masters 1.000, mientras que Wawrinka fue tras su trofeo 16, segundo en un torneo de la categoría de Indian Wells. El número 10 del ranking ATP, sin embargo, contó con una importante estadística de su parte: apareció en la lucha por el título sin haber perdido ni sets ni servicios durante todo el torneo
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Bajo esas bases, Federer jugó amparado en la seguridad de su saque en una primera manga vertiginosa en la que Wawrinka consiguió aguantarle el ritmo. El de Basilea, en cualquier caso, aprovechó la primera bola de rotura que se procuró, que casualmente fue también la primera de set, para echarle el lazo al primer parcial y abrir brecha con su oponente, al que superó en el balance entre golpes ganadores y errores no forzados (10-5, por 7-7) en esa manga inaugural.
La reacción de Wawrinka no se hizo esperar. En el primer juego del segundo set, el suizo le arrebató el saque a Federer y rompió la racha de su rival en el torneo, donde acumulaba 42 turnos de servicio ganados de forma consecutiva. Eso no amedrentó a Federer. En lugar de dejarse ir, el número 10 le devolvió el golpe a su contrario y empató el set, colocando el 2-2 en el marcador y poniendo de nuevo la pelea al rojo vivo.
Con todo empatado, Federer sacó a relucir su mejor versión y le dio otro zarpazo definitivo a Wawrinka, cuando su oponente buscaba asegurarse el desempate. En la red, donde tantos puntos ha ganado a lo largo de su carrera, el suizo cerró el encuentro y levantó el título de campeón, uno más que añadir a su leyenda.