Dimayor sancionó con más de 44 millones de pesos al jugador Johan Jiménez, quien en el juego de la jornada anterior ante Patriotas simuló una agresión de un rival, cuando él mismo se manoteó el rostro para engañar al árbitro.
A la altura del minuto 30 en el juego entre Rionegro Águilas y Patriotas, se dio una discusión que involucró a varios jugadores. Una de esas tantas montoneras que se dan varias veces por juego y se solucionan fácilmente con la intervención de algún sensato de uno de los dos equipo o del árbitro.
Pues bien, en medio de la discusión el atacante de 19 años Johan Jiménez, en un acto grotesco e irracional, tiró la viveza para engañar al árbitro y fingió un golpe en el rostro del rival, tocándose él mismo la cara con ambas manos y tirándose luego al piso dando volteretas de presunto dolor sobre el césped. El atacante siguió campante en el partido, jugó los 90 minutos y su equipo ganó 2-1 ante el conjunto boyacense. Hasta ahí, todo perfecto.
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Pero las cámaras de la transmisión del partido captaron la insólita jugada y con los recientes antecedentes de Darío Rodríguez de Bucaramanga y Didier Moreno del Medellín, las críticas no se hicieron esperar y Jiménez quedó expuesto ante la opinión pública por su malsano acto.
Con los focos puestos sobre él, el joven futbolista decidió hablar y expresó a los micrófonos de Caracol Radio que estaba arrepentido y más que todo preocupado por las consecuencias que pudieran acarrear su simulación. Y pues tenía razón en estar preocupado, porque en un acto de coherencia, la Dimayor le impuso una sanción de dos semanas (equivalente a cuatro partidos) y una multa de 44.263.020, similar a la que se le impuso a Didier Moreno por fingir una agresión de Daniel Cataño del Pasto, quien salió expulsado configurando la injusticia completa.
La sanción es dura pero justa, pues aunque seguramente el jugador no tiene con qué pagar la multa, la Dimayor no puede dar su brazo a torcer con su campaña antisimulación, un fenómeno que está deteriorando al fútbol terriblemente, sobre todo en Colombia donde es una práctica casi endémica de muchos jugadores. Tras estas sanciones y la posición firme de Dimayor de atacar la ausencia de ética de algunos futbolistas con sendas determinaciones, el mensaje es claro: o asumen su carrera de una forma ética o pagan las consecuencias de sus "vivezas".