En lo que va corrido del año se ha presentado un promedio de 1.66 infracciones de tránsito al día en Medellín. Muchas se presentan por desconocimiento de las normas y señales, otras tantas se atribuyen a comportamientos de indisciplina social. EL MUNDO consultó a expertos para hablar del tema y visitó dos de los puntos donde las infracciones se han vuelto reiteradas y cotidianas.
La señalización en materia de movilidad ha sido uno de los puntos fuertes que la capital antioqueña ha implementado en los últimos años, sin embargo, pese a este avance las infracciones de tránsito Medellín continúan siendo un tema relevante que hasta el 22 de mayo dejó a 235.405 conductores sancionados.
Las cifras, entregadas por la Secretaría de Movilidad de Medellín, consolidan los reportes de las cámaras de fotodetección, 173.446, y los comparendos impartidos por los agentes de tránsito, 61.959.
No obstante, en la ciudad prevalece la preocupación del subregistro de infracciones que los ciudadanos cometen y que las autoridades no logran captar, lo cual representa un riesgo para la seguridad vial de los medellinenses.
Giros no permitidos, tramos en contravía, evasión de señales de alto y semáforos en rojo hacen parte de las normas que con más frecuencia se incumplen y que no tienen hoy en día una forma concreta de sanción.
Luis Carlos Díaz, abogado y exconcejal de Medellín, resaltó el hecho de que muchos de los actores viales no entienden la simbología y los mensajes de las diferentes señales de tránsito. “Sucede que no las atiende por desconocimiento”.
“Tenemos una mejoría en señalización, pero difundir la reglamentación es fundamental. Los parámetros que tienen las escuelas de conducción son bajos. Los cursos de conducción no le ponen mucha atención en que las personas conozcan las señales de tránsito”, aseguró Díaz.
Para ello, el Ministerio de Transporte expidió la resolución 1349 del 12 de mayo de 2017, donde se creó el Centro de Apoyo Logístico de Evaluación, con el fin de mejorar la seguridad en las vías y garantizar la idoneidad de los nuevos conductores de vehículos. Pero luego de un año de expedición la puesta en marcha de la misma está en niveles muy pobres, debido a que el mismo Gobierno amplió los términos implementación a un año y luego a dos.
Según Gustavo Adolfo Cabrera, profesor titular Universidad de Antioquia, las estrategias de educación vial que imparte la Secretaría de Movilidad es desigual, pues “se han hecho esfuerzos por educar a peatones y ciclistas, pero los que conducen otros vehículos no han sido sujetos de una gran estrategia que los abarque en una campaña en pro de una cultura vial más favorable”.
Pero el lado del desconocimiento de las normas, señales y comportamientos es solo una parte de este fenómeno que, en opinión de Díaz, tiene su otro lado fuerte en una indisciplina de tipo social que solo se corregiría sancionando.
“Tenemos un entorno complicado pero no puede ser justificación para violar la norma. Hay más de 25 años en retraso de infraestructura vial, que no cumplen un entorno de diseño que evalúe los sectores de la ciudad en materia de diseño y obras”, explicó Díaz, quien atribuyó el desespero a la violación de las normas, aunque reiteró que no debería ser así.
“En Medellín tenemos mucha decencia, no son muchos los desadaptados, pero los hay”, agregó.
La prueba de que muchas de las faltas al código de tránsito se cometen de forma premeditada se puede evidenciar fielmente en dos puntos de Medellín.
El primero en el cruce sobre la Avenida El Poblado (carrera 43A) y la Loma de Los Parra (calle 1 Sur), donde el giro indica que quienes tomen este carril deberán seguir hacia Los Parra y una señal reglamentaria de prohibido girar en ‘U’ imposibilitaría usar este punto como retorno.
De todas formas, según observó EL MUNDO, aproximadamente de diez vehículos que toman este giro, cinco infringen la señal de no usar el semáforo como retorno.
La opción para retornar, de manera correcta a la Avenida El Poblado, sería subir hasta el giro permitido en la Loma de Los Parra, o bien continuar por El Poblado hasta el intercambio con la Loma de los Balsos y subir hasta el punto de giro para reingresar luego en sentido Sur Norte a esta vía principal.
El segundo de los casos se presenta a la altura de la Avenida Ochenta y la quebrada Altavista (calle 25, subiendo, y calle 21 bajando), donde está prohibido incorporarse a la Ochenta inmediatamente se supera el semáforo. En ambos sentidos de la vía está la señal que prohíbe ese giro a la izquierda, pero los conductores en muchas oportunidades hacen caso omiso a dicha norma realizando el giro. Incluso advierten usando la direccional.
Para incorporarse a la Ochenta, si viene bajando de Belén y desea seguir hacia el Norte, deberá cruzar la vía y avanzar cincuenta metros hasta el puente sobre la 79B y subir por la calle 25 hasta el semáforo donde podrá girar a la derecha. Si se viene subiendo deberá hacer lo mismo, cruzar la Ochenta y avanzar poco más de treinta metros hasta el puente de la carrera 81 para bajar al semáforo de la calle 21 y girar a la derecha. Un recorrido que no toma en ambos casos más de dos minutos.
Medellín cuenta con más de 280.000 vehículos matriculados en su Secretaría de Movilidad. Asimismo, sumados con el resto del parque automotor del valle de Aburrá, podría tener por sus vías más de 1.400.000 vehículos en su jurisdicción.
Ante ello, el exconcejal Díaz, manifestó su preocupación por la falta de personal en los agentes de tránsito: “El número de agentes se ha reducido y es un problema que hay que resolver”. Actualmente, Medellín cuenta con 529 agentes que deben atender un sinnúmero de casos por infracciones, incidentes automovilísticos y colapso de vías a diario.
Por su parte, Cabrera referenció que la cultura de la ilegalidad se tumbaría no con el aumento de agentes, sino con un incremento racional de la tecnología al propósito de la seguridad vial, como cámaras, iluminación, cruces peatonales inteligentes y sensores que faciliten el comportamiento en las calles.
De la misma forma argumentó que la percepción que los ciudadanos tienen del control de la autoridad en materia de fiscalización es determinante del comportamiento. De allí que en la mayoría de ciudades de primer mundo, que cuentan con tecnología y penalización, “la gente ni siquiera lo piensa para hacer un giro prohibido o invadir un tramo en contravía”, indicó Cabrera.
El uso de las cámaras de fotodetección, es una herramienta mal utilizada en Medellín, de acuerdo con el concepto de Díaz. Para él, estas deberían jugar un rol de control y no meramente económico para que puedan cumplir el papel de prevención.
“La gente percibe lo puede hacer y como no va a ser sancionado, lo hace. Aquí todavía estamos muy atrás porque sin infraestructura y tecnología”, finalizó.
Medellín tiene 40 cámaras rotadas por 70 puntos que funcionan de 5:00 a.m. a 10:00 p.m. de lunes a domingo. Para el exceso de velocidad, las cámaras de Fotodetección operan las 24 horas.
Las infracciones que se detectan actualmente son: cruce de semáforo en rojo, invasión de cebra, circulación en pico y placa, exceso de velocidad y vehículos de más de 3,5 toneladas transitando por el carril izquierdo, Soat y Revisión Técnico Mecánica vencidas y el mal estacionamiento con ayuda de los equipos móviles.