¿…Y la mermelada del “jefe negociador”?

Autor: José Alvear Sanín
1 marzo de 2017 - 12:00 AM

Parlamento donde no se hable, ni se delibere libremente, se convierte en una especie de oficina de registro, en un archivo, en una notaría, como ocurre en las dictaduras

Con razón, Jaime Sanín Echeverri pensaba que más que dictar leyes, la principal función de los parlamentos es la de rechazar propuestas inconvenientes o apresuradas. Su nombre les viene del francés parler (hablar), lengua entonces de los barones que en Runnymede impusieron al rey Juan sin Tierra la Magna Carta (1215), origen de esos órganos . Así que parlamento donde no se hable, ni se delibere libremente, se convierte en una especie de oficina de registro, en un archivo, en una notaría, como ocurre en las dictaduras, que los conservan como adornos, reliquias, o escenarios para la demagogia y la remuneración de caciques, lagartos y pícaros, “a rubber stamp”, dicen los ingleses.

Así terminó el antes gárrulo congreso colombiano, que en pocas horas elimina instituciones seculares, como la imparcialidad de la justicia, la cosa juzgada, la ley preexistente al hecho que se juzga, la prescripción…; o cambia de un plumazo la democracia representativa por un confuso mamotreto, que transfiere la soberanía popular a un politburó clandestino (Csivi).

Si modificar un artículo de un reglamento de propiedad horizontal (para apelar a un ejemplo que todos hemos vivido) toma muchas horas de discusión y la intervención de tantos interesados, ¿cómo es posible que en Colombia los fundamentos de la civilización política se deroguen en cosa de horas?, ¿cómo es posible que con la excepción del CD, no se oiga ninguna voz discordante en el congreso cuando se votan textos para convertir al país en un Estado totalitario?

Un agudo comentarista dice que a los congresistas ahora los llaman castrati, símil imperfecto porque aquellos pobres eunucos alcanzaban a emitir altas notas, mientras nuestros elegidos, además de capados están mudos. Pero como no hay mal que por bien no venga, a cambio de su abyecta aquiescencia disfrutan de cantidades asombrosas de mermelada.

Frente a la omisión cómplice de los grandes medios, que no tratan ese tema porque están igualmente fletados, los alternativos, afortunadamente, nos informan.

La embadurnada es desigual. El 12 de marzo de 2017, Las dos orillas reveló la dulce pócima recibida por los congresistas más afortunados hasta ese momento:

Congresista

Mermelada

(millones)

el Ñoño

115.525

Laureano Acuña

 53.170

Myriam Paredes

 18.950

Miguel Amín

 16.000

Hernán Andrade

 7.344

Jorge Pedraza

 8.200

José David Name

 21.440

Roy Barreras

 13.000

Efraím Capeda

 24.150

 

Y también la de algunos “bobos”:

 

Congresista

Mermelada

(millones)

Lizcanito

3.200

Nohra María García

3.360

Roosevelt Rodríguez

2.076

Gerlein (el eterno)

6.892

Amaury García

6.000

 

Esta columna, a medida de las filtraciones, se ha referido a los gastos escandalosos en La Habana y a los contratos billonarios para los hermanitos del presidente y del minhacienda, para los favoritos del exfiscal y para la claque de León Valencia y Antanas Mockus, sanguijuelas, inferiores en todo caso, a los insaciables herederos de Luis Carlos Galán.

Muchos han preguntado por los honorarios, proventos, emolumentos y pagos para Humberto de la Calle, secreto bien guardado por el gobierno, que valora mucho el “prestigio” del jefe entregador del país, candidato presidencial ideal para Santos, Timochenko y Raúl. Por esa razón, siempre se ha respondido que Humberto, el altruista, solo ha recibido pasajes y viáticos…

El gobierno ha ocultado cuidadosamente los contratos para la oficina de abogados del taimado personaje, que no son escasos, pero como nada se queda oculto, el pasado 17 de febrero Las dos orillas describe uno de ellos (apenas de 2.000 millones), para que el joven José Manuel de la Calle hiciera la reforma administrativa de Colpensiones. Esta tuvo como resultado la explosión burocrática de esa entidad y la elevación del sueldo de su presidente a la modesta suma de 50 millones mensuales, que no puede ser más desproporcionada ni más ofensiva para los pensionados.

Ojalá Las dos orillas logre establecer la totalidad de los millones que De la Calle y compañía hayan recibido por su indigna actuación en favor de las Farc y el PCC.

El Sanedrín nunca ocultó las 30 monedas. ¡Eran otros tiempos!

                                                        ***

Está “datiado” el doctor Juan Camilo Restrepo de lo que puede pedir para acabar de entregar el país.

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