El pasado 4 de enero comentaba en estas páginas sendas declaraciones de dos de los principales autores de la entrega de este país a las Farc (= PCC), Enrique Santiago y Sergio Jaramillo, sobre la violencia posterior a la firma del acuerdo elaborado por ambos. Según ellos, ya ha habido 70 asesinatos de líderes de derechos humanos, mientras otros hablan de 78…

Después de manifestar mi rechazo a todo tipo de homicidio políticamente motivado (como lo hago en razón de mis creencias religiosas y democráticas), también subrayaba la inconsistencia de las afirmaciones de ese dueto, porque no informan los nombres, lugares, antecedentes, fechas ni circunstancias de los asesinatos.

Llamé entonces la atención sobre la posibilidad de que se estuviese dando inicio a otra leyenda negra, decuplicando las cifras de hechos reprobables (como sucedió con las víctimas de la UP), con el propósito de satanizar a los adversarios de la fementida paz del eje Timo-Santos.

Debo volver sobre lo anterior porque no se ha prestado suficiente atención a los asesinatos ordenados por alias cazuelo. El pasado 6 de enero, El Tiempo informaba sobre la captura de Javier Gaviria (cazuelo), jefe del frente Manuel Vásquez del Eln, acusado de la muerte de “doce líderes sociales, en el Cauca, en los últimos meses”, como Libio Antonio Álvarez, Marta Moncayo y Salvador Acosta (4-IX-2016), después de haber causado también la muerte de José Meneses, Nero Meneses y Carlos Sotelo (29-VIII-2016), sin olvidar a Ignacio Males “en retaliación porque había sostenido una riña con uno de sus familiares” (18-XI-2015).

En contraste con las afirmaciones de la dupla, aquí la Fiscalía ha encontrado nombres, motivaciones, lugar y circunstancias. Desde luego, no sabemos, porque eso lo dirán los jueces, hasta dónde las víctimas eran “líderes sociales”, o si los hechos obedecieron a ajustes de cuentas en esos remotos parajes, donde abundan plantaciones y minería ilícitas.

Si a los “líderes sociales” los asesina alias cazuelo, es reprobable que aparezcan contabilizados como víctimas del nuevo fantasma mortal que arma el bien remunerado abogado chapetón.

Por otro lado, ojalá alias cazuelo no termine muy pronto amnistiado y congresista, cuando se cumpla lo lógicamente esperado por el Eln con otro “acuerdo especial humanitario”.

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Guardias campesinas – El 8 de enero La Silla Vacía titula, con la mayor naturalidad: “Las guardias campesinas se abren camino, con el aterrizaje de la paz”. A continuación nos informa:

“Ellos no son una milicia, no tienen armas, no están uniformados, no son un actor político, no están para atacar sino para defender, no son escoltas (…), pero hacen las veces de policía veredal, resuelven conflictos entre los vecinos, cuidan

quién entra y quién sale (…), y en sus propias palabras, defienden sus territorios y quieren convertirse en gestores de paz”.

Así lo nieguen, son el germen de “comités de defensa de la revolución” en áreas campesinas y el elemento coercitivo para los sóviets rurales. Todo lo que hacen es auténticamente paramilitar, así sea de izquierda. ´

Según el mencionado blog, tienen escuelas, entrenamiento físico y formación política. Ya operan en el Catatumbo y el Cauca. No ocultan que aspiran a organizarse en todo el país, que sus mentores pertenecen al Eln o las Farc, y de organizaciones de fachada, como Odeuca, Coordinadora Nacional Agraria, Congreso de los Pueblos, Asociación Campesina del Catatumbo, Marcha Patriótica, Cumbre Agraria, Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina, etc.

Desde luego, del control territorial, que incluye el control de la población (¿conforme a los derechos humanos?), se pasará, presumiblemente, a la organización de protestas, bloqueo de carreteras, paros cívicos y de los otros, además de la invasión de fundos para presionar su titulación.

La afirmación de que no tienen armas es discutible, porque si ahora exhiben apenas machetes y bolillos, no faltará la tentación de armarse mejor, a medida que guerrilleros amnistiados (pagados, además, por el gobierno) empiecen labores rurales de “asesoramiento” a esas guardias campesinas…

Ningún partido político en Colombia dispone de unos 6.000 agentes remunerados para tejer una red de control territorial para parcelar el país en centenares de Catatumbos.

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Hasta el final fue consecuente Mr. Obama en su perverso apoyo a Castro, el Foro de Sao Paula y las Farc, en detrimento del pueblo cubano y de la democracia en Colombia y América Latina.