El Gobierno, encabezado por el Primer Mandatario, como le es su costumbre, trato de capitalizar, hasta el último momento cuando “cometió” otro de sus deplorables discursos, la venida del Papa
Luego de la muy exitosa visita apostólica de su santidad el Papa Francisco, mucha parte de la comunidad se hace la pregunta que titula este escrito. O también en otras palabras: ¿Qué fue lo que no dijo el Papa?
Es que recordando aquellas épocas de la juventud, en que se asistía a los ejercicios espirituales de la Semana Santa, algunos predicadores insinuaban que muchos feligreses se “arrepentían”, confesando y comulgando en la Semana Mayor, con el consabido “estrén” de vestido, pero el Lunes de Pascua seguían con los mismos hábitos o comportamientos pecaminosos, a la luz de la Ley de Dios.
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El Gobierno, encabezado por el Primer Mandatario, como le es su costumbre, trato de capitalizar, hasta el último momento cuando “cometió” otro de sus deplorables discursos, la venida del Papa, obteniendo un rotundo “palmo en las narices”. Aunque los “cargaladrillos” enmermelados han insinuado que el que politizó su visita fue el mismo Papa.
Como bien dice el muy conocido y antiguo dicho: “De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”, y es preciso tener en cuenta que: no siempre “hay que creerle a la gente” sobre todo cuando se ha actuado como el Pastorcillo Mentirosos de la fábula, reconociendo al mismo tiempo, que a veces si “hay que creerle”, como en el comportamiento de las multitudes que salieron a aclamar a su santidad el Papa.
Pero la comunidad se queda preguntando: Cuándo se habla de la Verdad y la Justicia ¿qué hacer con las permanentes mentiras de los firmantes del Acuerdo de la Habana? ¿Qué hacer con el permanente incumplimiento de las Farc? ¿Qué hacer con la destrucción de las instituciones del País? ¿Qué hacer con la corrupción rampante? ¿Seguirá la impunidad descarada? Y así por el estilo.
Y no podían faltar los brotes de fariseísmo, cuando se despertó, en una porción de la comunidad, una “indignación” debida a que un columnista de un diario extranjero calificó al País, que recibía a su Santidad, como: “País de “narcos”. Y, ¿acaso (adv. de duda) no es Colombia el primer productor de droga del mundo? Y, acaso también, ¿no es uno de los firmantes del nefasto Acuerdo, el gran narcotraficante, la Farc? Y, acaso de nuevo, ¿no propició esta actividad el otro firmante, el gobierno de Santos?
Su Santidad hizo una gran demostración de ponderación (“caridad cristiana”, Juanito) y diplomacia porque omitió utilizar calificativos muy aplicables como los de “raza de víboras y sepulcros blanqueados”.
A nivel local, la misma pregunta. “Y ahora, ¿Qué sigue?”, se están haciendo los damnificados de la tragedia denominada eufemísticamente como “Space”. Bajo el titular: “Lérida CDO debe pagar a víctimas, PERO con un lote”, en el diario El Colombiano, se da cuenta de una “audiencia de adjudicación” luego de la cual “Las beneficiarias son 17 familias que firmaron acuerdo. Lo que les genera dudas, es que el dinero lo recibirán cuando se venda el terreno del Space”. ¡Vaya, vaya con el acuerdo! Quedan por fuera las familias que no lograron acuerdo, con las “que no se negoció”, “La venta no será ni pronta ni en la cantidad ideal”. Todo esto luego de 4 años, cuando los damnificados lo único que pedían es que se les devolviera el dinero.
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También informa el diario: “Con la adjudicación de bienes a afectados se empieza a CERRAR el capítulo de pago de las familias de Space”. ¡Ya voy Toño!
Pero “Tranquilos, no temáis”: Los propietarios de otros proyectos como Continental Towers de Alsacia CDO, “esperan lograr un beneficio (¿?) similar”.
En todo este proceso merece mucho cuestionamientos la intervención (¿?) de los organismo estatales, como la Superintendencia de Sociedades, que parecen haber olvidado sus obligaciones constitucionales, ya que “están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra y BIENES…” .Artículo 2º de la Constitución Política de Colombia.
Parece ser también, que, en los últimos tiempos, muchos de estos órganos de control, se han transformado en organismos especializados para perseguir a opositores del Gobierno. “¡El que entendió, entendió!”.