El papa Francisco se despidió este domingo de Colombia tras su visita a la ciudad de Cartagena en la que afirmó que, a pesar de ser días intensos, fueron hermosos al poderse encontrar con tantas personas y conocer tantas realidades.
Cartagena fue la última parada del papa Francisco en su visita a Colombia, cinco días llenos de esperanza y alegría para un país que esperó con ansias el momento histórico.
“Queridos hermanos colombianos, muchas gracias. He conocido a tantas personas que me han tocado el corazón. Ustedes me han hecho mucho bien”, comentó en su mensaje final el Sumo Pontífice tras celebrar la eucaristía en la Ciudad Amurallada.
Asimismo, recalcó a los colombianos, antes de entregar su bendición, que el pueblo no puede quedarse en ‘dar el primer paso’, sino que debe seguir caminando en unión cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad.
Tras esto, el aeropuerto internacional Rafael Nuñez fue el escenario para realizar la ceremonia de despedida del sucesor de Pedro.
Justo a las 6.30 p.m. el papa llegó en helicóptero a la pista de aterrizaje, allí fue recibido por el presidente Juan Manuel Santos y su esposa, María Clemencia Rodríguez, quienes estuvieron acompañados de una formación de cadetes de la Armada Nacional.
En el lugar, en el que había cientos de asistentes, el papa y el presidente tuvieron su último encuentro a puerta cerrada, el cual no duró más de cinco minutos.
Tras la breve reunión, ambos regresaron al tapete rojo de la pista donde fueron recibidos con una ovación.
Eran las 6:40 p.m. y tanto el papa como el presidente procedieron a despedirse de las delegaciones, Santos de la comitiva del Vaticano y el Santo Padre de la comisión del Gobierno de la que hicieron parte las cabezas de los distintos ministerios del país.
La banda de la Armada le rindió honores con una marcha militar y el papa y el presidente pasaron una corta revista a la tropa, acto seguido por la presentación cultural que estuvo invadida de calor tropical y folclor característico de nuestro país.
Entre tambores, ritmo, color y hasta un carnaval de Barranquilla fue homenajeado la máxima figura de la Iglesia Católica con el fin de que su última imagen de Colombia fuera la alegría y el calor humano.
Primero fue la Banda de Baranoa, que con gaitas interpretó Colombia tierra querida, una de las canciones himnos del país, además de versos relacionados con la visita y el trabajo del pontífice, a quien le pidieron luego su bendición.
Luego del canto intervino un colorido y espontáneo grupo de bailarines y comparsas del Carnaval de Barranquilla, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, que convirtió la pista del aeropuerto en toda una fiesta folclórica y cultural.
La pollera colorá también hizo parte del representativo repertorio con el que los artistas, liderados por la reina del carnaval, Valeria Abuchaibe, demostraron al papa que Colombia es más que guerra, violencia y un estigma de narcotráfico.
“Se vive, se siente, el papa está presente”, se escuchó desde la gradería de la pista del aeropuerto internacional por parte de los asistentes que entre agradecimiento y nostalgia despediría a la figura religiosa ondeando pañuelos blancos.
Todavía sonaban las cumbias representativas cuando a las 6:55 p.m. el presidente acompañó al pontífice al pie de la escalerilla del Boeing 787 “Dreamliner” de Avianca, iluminado con los colores amarillo, azul y rojo de la bandera colombiana, para luego despedirse de él junto a la primera dama.
Solo dos minutos después el papa Francisco observó por última vez la capital del departamento de Bolívar desde la puerta del avión que lo llevaría directamente hasta la ciudad de Roma, agitó su mano en manera de despedida e ingresó para que el vuelo despegara justo a las 7:26 p.m.
Tras el breve momento, llegó para los colombianos un instante de angustia y tristeza, pero aguardando que un momento así de relevante se vuelva a repetir en la historia del país.
El presidente Juan Manuel Santos agradeció, tras la partida del papa Francisco, su visita al país y dijo estar “conmovido” por el mensaje que el sumo pontífice entregó durante su viaje de cinco días.
“El papa nos dejó unas reflexiones muy profundas que nos llegaron al alma”, indicó el Mandatario en el aeropuerto internacional Rafael Núñez.
De la misma manera, manifestó que en los últimos minutos que compartió con el obispo de Roma le agradeció su presencia en el territorio nacional.
“Le dije santo padre, hoy Colombia es un mejor país después de su visita y le reiteré que Colombia será siempre tierra de acogida y que tendrá en los colombianos los mejores aliados para encontrar una solución a la grave crisis que afecta a nuestros hermanos venezolanos”, puntualizó.
Agregó, “le prometí que no cesaremos un solo minuto en la construcción de una paz estable y duradera, y le pedí que no nos abandone y que siempre nos lleve en sus oraciones”.
El Presidente dijo que el broche de la paloma de la paz que llevó en su pecho durante todo el proceso que su Gobierno adelantó con las Farc para terminar el conflicto armado se lo regaló al papa.
“Le entregué la paloma que desde el inicio del proceso de paz he llevado conmigo porque la paz ya vuela sola”, afirmó.