Son de esperarse, entonces, innumerables dificultades relacionadas con el manejo de los “enmermelados”, eventuales “aliados”.
Con el cambio del alto gobierno, y por aquello de que: “Lo último que se pierde es la esperanza”, es que se aplique el dicho de que “Escoba nueva, barre bien”, cuyo significado, como puede verse en la red, se refiere a: “Lo que no se ha usado, tiene mejor rendimiento, pues no ha sufrido deterioro”.
En general, entonces, hay razones para ser razonablemente optimistas con el cambio de gobierno, pero: ¡CUIDADO!, sin caer en excesos. Lo primero es que hay que tener en cuenta cómo se logró el acceso del nuevo primer mandatario a la Presidencia.
Ocurrió que se logró el triunfo mediante una alianza entre: ¿Quiénes? Dicha alianza se fraguó entre el Centro Democrático y, léase bien, los adictos a la mermelada. Algo similar a lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial cuando los aliados se unieron con los comunistas para triunfar sobre los nazis, y que ¿vino después? Nada menos que la Guerra Fría, de la cual no ha podido librarse la humanidad. Son de esperarse, entonces, innumerables dificultades relacionadas con el manejo de los “enmermelados”, eventuales “aliados”, como ya se ha visto con el nombramiento del nuevo contralor. A los parlamentarios “enmermelados” ya se les dio el parte de tranquilidad: “No temáis, ya tenemos contralor”. En otras palabras, respecto al nuevo contralor, ojalá no resulte que: “Con él, o sin él, todo sigue tal cual”.
Se le abre al nuevo Gobierno, un compás de espera, o dicho en otras palabras, se le otorgan los 100 días napoleónicos, para poder juzgar sus ejecutorias. Sin embargo ya se presentan motivos para profundas preocupaciones, entre los cuales aparece una preocupante “falta de determinación”.
El recién estrenado presidente, ha lanzado la proclama, del Código de Hamurabi (¿?) o copiada de las novelas policíacas, de que: “El que la hace la paga”, al referirse a los grupos delincuenciales, pero respecto a esta proclama cabe preguntar: Y ¿El que la hizo? Lo que puede aplicarse, evidentemente a los narcotraficantes de la Farc, pero también al Gobierno anterior. Sucede que se habla de una escalofriante reforma tributaria venidera por parte del ministro de Hacienda, que solamente atina a decir que: “hay problemas”, pero sin atreverse a denunciar la realidad de la situación económica que dejó el anterior gobierno, valerosamente denunciada por el presidente del Congreso en el acto de posesión del Presidente.
En estos primeros días de gestión del nuevo gobierno, se han presentado algunas ratificaciones muy preocupantes, y un inexplicable y aparente “laissez faire”, además es interesante ocuparse de un evento, que si bien estaba planeado desde el gobierno anterior, se desarrolló el pasado domingo 26 de agosto.
Se desarrolló un evento que, en términos generales, le preguntaba al pueblo si estaba o no de acuerdo con la denominada, pero no bien definida, CORRUPCIÓN. Ciertamente la primera preocupación es que es evidente que faltan muchas otras “consultas” de este tipo, como: Preguntar a la Comunidad: ¿Usted desea, SI O NO, respirar aire puro? Y así por el estilo.
Se presentó el hecho, contraevidente, que, a pesar de que en los sitios en donde estaban ubicados los jurados “ESPANTABAN”, en las últimas horas, se presentó, “curiosamente”, una verdadera avalancha de votantes.
Buena parte de la comunidad se pregunta: ¿De dónde salieron, a última hora, tantos votantes? La respuesta es obvia: Salieron de las mismas circunstancias de “tiempo, modo y lugar” de las votaciones en la reelección de Santos y el candidato derrotado Petro. Con Registradores así… “El que entendió, entendió”.
Y, nuevamente, los “mamertos” promotores de la consulta declararon, aplicando la filosofía “maturánica”, y a pesar de que no se alcanzó el umbral, su triunfo, lo que no es de extrañar, luego de lo que ocurrió con el Plebiscito.
Este triunfalismo típico, fue encabezado por la “gavilla mediática”, destacándose de nuevo la cadena radial mamerta. De nuevo se “polariza” a la población diciendo que los que no votaron la consulta son corruptos. El mismo juego de la guerra y la paz. Y ¿a esta “mayoría silenciosa”, de unos 20 millones, si los va a recibir el presidente?
El señor presidente está demostrando grandes indefiniciones y vacilaciones, y ya se presta a recibir a los promotores derrotados, y la comunidad se pregunta: ¿Para qué? Para darle protagonismo a los promotores derrotados y de nuevo cabe preguntar: ¿Con qué fin?
Así, por el estilo, abundan los interrogantes que por razones de espacio no se exponen. Pero por ahora cabe preguntar también: ¿Por qué tanta vacilación en revelar la realidad económica? ¿Qui prodes? (¿A quién se busca beneficiar?).
Finalmente: ¿Hasta cuándo (Quousque tandem) la falta de autoridad con el ELN, la FARC y los “enmermelados”? ¿Será que “la culebra está viva” y sigue rondando en el alto gobierno?