Este es un recorrido por la historia del museo de Ciencias Naturales de La Salle, el origen de su colección, los servicios que ofrece en la actualidad y el camino que ha recorrido este centro cultural hasta obtener el reconocimiento de centro de ciencias para Medellín.
Son 105 años los que cumplió el museo de Ciencias Naturales de La Salle, ubicado en el ITM Campus Fraternidad, el cual conserva la colección de los hermanos de La Salle, quienes hace un centenario se comprometieron con la preservación, la investigación y la divulgación del patrimonio cultural y natural de Antioquia.
Este es un museo diferente, su oferta está ligada a la interdisciplinariedad entre las ciencias básicas, sociales y humanas, y, aunque suene raro, está adscrito a la Facultad de Artes y Humanidades del Instituto Tecnológico Metropolitano, la misma que desarrolla por medio del museo un proyecto cultural para la comunidad.
En su naturaleza está el adquirir, conservar, investigar e interpretar patrimonios culturales y naturales de la humanidad, ello, por supuesto, partiendo de la colección heredada, en un principio de Nicéforo María y Apolínar, los primeros hermanos de La Salle que se dedicaron a recolectar especies, luego siguieron Daniel, Marco Antonio y Zamudio. Todos ellos, según relató Lázaro Mesa, director del museo, documentaron la biota antioqueña desde principios del siglo XX, logrando develar nuevas especies para el reconocimiento de la biodiversidad.
Estos científicos aportaron su conocimiento en la ornitología (el estudio de las aves, tanto actuales como fósiles), la botánica (se ocupa del estudio de las plantas) y la mastozoología (parte de la zoología que estudia los mamíferos), entre otras ramas de las ciencias naturales.
Una Piranga Cabecirroja, cuyo nombre científico es Piranga rubriceps, fue el primer ejemplar recolectado por el hermano Nicéforo María, en el año 1911 para este museo. Esta ave, procedente del corregimiento de Santa Elena, hace parte de los 109 ejemplares Tipo de la colección inicial para fundar el museo, la cual se conformó, además, de un arácnido, dos serpientes, tres peces y 102 individuos más, entre ranas y lagartos.
Cabe destacar que los hermanos de La Salle fueron actores fundamentales para el reconocimiento de la biodiversidad en Colombia. Con el paso de los años, la colección fue creciendo, a la medida que los hermanos de La Salle fueron recolectando más y más especies.
En la actualidad, la colección está discriminada así:
Gráfico: Danilo Giraldo García
En sus exhibiciones actuales se destaca El cielo no es naranja, una muestra que indaga por el problema de la desaparición de los cielos oscuros y sus efectos colaterales, eso mismo es lo que los académicos denominan contaminación lumínica (CL).
En ella se explican las repercusiones y cómo se da el exceso luminoso producido por el alumbrado público, las señales de neón y las luces de las residencias, las cuales provocan un medio ambiente afectado por la disminución del nivel de oscuridad en la noche.
También está la Sala del agua, en la cual se exhiben piezas conservadas que se van hilando mediante la observación, la clasificación y descripción de los elementos que componen el entorno.
Igualmente, está la muestra Bosques de Antioquia, que deja ver toda la majestuosidad y diversidad de los múltiples ecosistemas de estos lugares. Se recrea allí el ambiente de los páramos y los bosques de niebla.
Según datos de la exhibición, en cuanto a su biodiversidad, en el departamento se han reportado alrededor de 25.000 especies de organismos clasificados en 8.300 especies de árboles, 1.500 especies de aves, 1.200 especies de insectos, 450 especies de reptiles y anfibios, 260 especies de peces, y 200 especies de mamíferos.
Dado el trasegar que tiene el museo en cuanto a la generación de conocimiento científico, hace pocos días, exactamente por medio de la Resolución 0520 del 29 de mayo de 2018, Colciencias otorgó al Museo ITM el reconocimiento como Centro de Ciencia, esa misma categoría la comparte con el Parque Explora, de la ciudad, y Maloka, ubicado en Bogotá.
Dado el reconocimiento, este lugar se convirtió en el primer museo universitario de ciencias naturales en obtener la categoría en Colombia.
Este mérito científico es otorgado a aquellos proyectos educativos y culturales que están comprometidos con el trabajo de divulgar, investigar y conservar el patrimonio natural y cultural que custodian.
Esta chapa le permitirá participar en convocatorias, aumentar su visibilidad y posicionamiento, así como acceder a recursos de la banca nacional e internacional.
“Este reconocimiento nos convierte en el referente para otros museos universitarios y museos en general, en el sentido de servir como ejemplo para que instituciones pequeñas y poco visibilizadas se animen a iniciar este proceso y puedan ser destacadas como Centros de Ciencia”, expresó Lázaro Mesa, el director del museo.
Para más información de este mueso de la ciudad, visite el sitio web: http://museo.itm.edu.co/
A partir de 2006, el Instituto Tecnológico Metropolitano ha sido el custodio de este invaluable escenario poniéndolo a disposición del público en general en aras de crear conciencia entorno respeto por la dignidad humana, la solidaridad, la conciencia social y ambiental, al igual que el respeto por los derechos humanos, la convivencia, la interculturalidad, el pluralismo y la tolerancia como valores culturales fundamentales y base esencial de una cultura en paz.