El observatorio de Bienestar de la Niñez del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, reveló que en 2016 ingresaron 1.085 niños en la primera infancia, 10.696 en la infancia y 16.559 en adolescencia, a Proceso de Restablecimiento de Derechos  (Pard) en Colombia, es decir, al mecanismo mediante el cual el Estado protege al infante que ha sido vulnerado y que necesita intervención.

En su orden, las principales causas por las que entran los niños, niñas y adolescentes a este proceso son el maltrato, con 11.026 casos, y la violencia sexual, con 10.786; seguidas del trabajo infantil, con 1.296, y la desnutrición, con 1.259 ingresos. Más allá de ver un panorama en el que estos dos delitos lideran la vulneración hacia la niñez, hay que tener en cuenta que hoy en día se presentan más denuncias y más ingresos al proceso de restablecimiento de derechos que hace cinco años, lo cual, según expertos, podría deberse a dos motivos: las personas ya tienen más conciencia de denunciar o cada año se presentan más  situaciones.

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Comparando períodos de tiempo, en 2013 ingresaron 6.660 menores de edad por haber sido violentados sexualmente, 1.628 por estar en situación de trabajo infantil y 730 por desnutrición; mientras tanto, en 2016 el Observatorio de la Niñez registró 10.786, 1.296 y 1.259 casos, respectivamente por los mismos motivos.

Por otra parte, el Forensis 2015, publicación de Medicina Legal que recoge la información estadística sobre delitos cada año, revela un desfase en comparación con el Observatorio de la niñez, debido a que no se atienden todos los casos. 

“En general en el país, el tema de restablecimiento de derechos de los niños y las niñas tiende a mejorar en términos de servicios o de algunas de las ofertas que se tienen para ellos y ellas si comparamos la situaciones de hoy con hace 20 años”, explicó Ángela Rosales, directora nacional de Aldeas Infantiles SOS Colombia, organización presente en 133 países que trabaja por la protección y atención de menores de edad.

No obstante, el panorama no es alentador si se piensa en las razones por las que no se están protegiendo los derechos a la niñez en la actualidad, puesto que “las causas son mayores ahora y, de hecho, ellos sufren muchas vulneraciones dentro de sus familias, muchas más de las que hace muchos años vivían los niños de Colombia”, sostuvo la directora.

Desde el punto de vista de Juan Carlos Álvarez, director ejecutivo de la Coporación de Amor al Niño -Cariño-, hay que promover la conciencia de las personas, no solo que conforman las familias de los niños, sino quienes observan desde afuera el tema de denuncias. Recordó que cuando el director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, presentó los resultados de Forensis en 2016, dijo que hubo avances en la materia. “El director decía que estaban aumentando los casos, si hablamos de sus registros es difícil tener una claridad, cuando queremos que aumenten las denuncias pero no los casos”, detalló Álvarez .

Y continuó diciendo que “no es una afirmación concreta, el director de Medicina Legal decía que había más, ojalá hayan más (denuncias). La tarea es promover ante todo la denuncia”.

Infancia: entre los seis y los doce años

Esta edad significa para los niños un momento en el que desarrollan diferentes habilidades, sobre todo lo relacionado con la vida escolar, pues en promedio es la edad en la que se inicia la educación básica primaria. 

En cuanto al interrogante de en qué etapa se ven más vulnerados los derechos de los niños, hay opiniones divididas: algunos consideran que no debe compararse; otros, que en esta etapa requieren mayor atención de la que tienen en la actualidad, y de otro lado, están quienes opinan que todas las edades y derechos vulnerados (en igual medida) merecen intervención.

“Hemos hecho un énfasis muy importante como país y el Gobierno lo ha hecho en los últimos años en la primera infancia, es decir de los cero a los cinco años, pero los niños de los seis a doce no reciben esa misma calidad integral, esas mismas actuaciones y eso también es un gran reto que tenemos, porque las mayores vulneraciones que están viviendo, no solamente las viven ellos en el colegio”, subrayó la directora de Aldeas Infantiles SOS.

La experta continuó diciendo que esta etapa merece especial atención porque “es la entrada a la vida escolar de los niños y las niñas, el colegio tiene unos grandes retos en términos de los nuevos contextos donde ellos se desenvuelven,  la diversidad de personas con las que empiezan a relacionarse, además de que ahora tienen un rol diferente en su comunidad, en la calle, en el barrio, en otros espacios y también en la familia”.

Además de ello, en esta etapa la protección de los derechos de los niños concierne también a las instituciones educativas, que están llamadas a formarlos, pero también a observar si alguna situación parece ser extraña.

De otro lado, Juan Carlos Álvarez opina que “al ver cifras de Medicina Legal se habla de que dos niños por hora son abusados sexualmente en Colombia. Entre enero y febrero se denunciaron 2.640 casos de abuso sexual. A ninguna edad es menos grave, entre los cero y los nueve años, 964 menores fueron abusados sexualmente. En cuanto a género, es más usual en niños entre los cuatro y los diez y niñas  de los diez a los catorce años”, puntualiza Álvarez.

En definitiva, hay que establecer prioridades para disminuir la vulneración de los derechos de los niños, pues en específico, hablando del abuso sexual infantil, “deja unas cicatrices imborrables en la parte física, humana y espiritual.  El tema de abusos es una de esas prioridades, porque creemos que las consecuencias que dejan, si no hay un acompañamiento, generan una sociedad más violenta”, dijo el director de Cariño.

Además, reiteró que, de ningún modo, puede dejarse de lado “el caso de un país donde se dejan morir los niños por mala nutrición, por hambre, esos son los (casos) que merecen atención inmediata”, opinó el experto en temas de niñez.

Con respecto a ello, Unicef ha mantenido una postura clara en el tema colombiano. “La violencia basada en género, especialmente la violencia sexual contra niños y niñas, continúa constituyendo una amenaza crítica, aun cuando hay un subregistro de su incidencia”, detalla la organización.

 “Esta violencia persiste, tanto en el contexto del conflicto armado como en la sociedad en general. La información oficial proviene de los exámenes forenses asociados con la denuncia de delitos sexuales. En 2013, 86 por ciento de estos procedimientos médicos legales se realizaron en niños, niñas y adolescentes, de los cuales 84 por ciento eran niñas y 16 por ciento niños”, expresó la organización.

 La directora de Aldeas Infantiles reiteró, desde su experiencia, que los niños en edad escolar, es decir de los seis a los doce años, pueden ser objeto de mayor vulneración “porque acceden a una serie de actividades que antes no accedían: las redes sociales y el internet.  También, porque tienden a pasar mucho más tiempo solos que cuando eran pequeños, en esa edad los papás consideran que tienen mayor autonomía los niños y las niñas, y muchas veces no les prestamos la atención que deberíamos. Necesitan mucha protección”.

En ese sentido, la solución debería ser la protección familiar, educar a las familias en cómo garantizar los derechos de sus hijos y enseñarles a los niños y niñas y adolescentes a autoprotegerse, porque “si el abusador sabe que hay un niño protegido, no sera tan fácil enfocarse en un niño y en una niña victima”, expuso Juan Carlos Álvarez. 

En ese mismo orden de ideas, la vocera de esta ONG que trabaja por los derechos de los niños dijo que: “en Aldeas Infantiles nuestra gran apuesta es la familia, porque no puede existir  un niño feliz si su familia no está bien, si su familia no es feliz, si no es un entorno protector, si no le cuida adecuadamente y no tiene las herramientas necesarias para hacer ese rol parental como debe hacerlo. Ese fortalecimiento y esa capacidad que tengan para afrontar diferentes situaciones es la que nos va a ayudar a que los niños y las niñas estén mejor”.

Los niños en el conflicto

De acuerdo con información oficial de Unicef, “los niños se ven afectados de manera particular por las Minas Antipersona (APL), las Municiones Sin Explotar (UXO) y los Artefactos Explosivos Improvisados (IED), el reclutamiento y utilización por parte de los grupos armados, la violencia sexual asociada al conflicto, el desplazamiento interno y el confinamiento/carencia de asistencia humanitaria. Aunque es imposible saber con certeza cuántos niños, niñas y adolescentes están vinculados a grupos armados actualmente, entre 1999 y 2013 el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) asistió a 5.417 niños, niñas y adolescentes desvinculados de grupos armados ilegales, (28 por ciento niñas y 72 por ciento niños)”, detalla el texto de la entidad.

En cuanto a la intervención que estos deben recibir, “lo que los niños más necesitan es amor, estabilidad y unos vínculos afectivos positivos, principalmente hay que ayudarles a proyectar sus sueños, su proyecto de vida, a través de la confianza y la seguiridad que tienen de ese contexto nuevo, que ya no es de guerra sino de posconflicto o en esos entornos que pueden sentirse de nuevo seguros, hay que acompañarlos en esos duelos y situaciones difíciles”, analizó Ángela Rosales.

No obstante, no se debe dejar de lado que los derechos de los niños y niñas son fundamentales, en especial en esta época que vive Colombia por el proceso de paz con las Farc. 
“La educación, la alimentación, la vida, son los derechos que más necesitan atención; la salud, el agua y la libertad, si vamos a hablar de posconflicto. De todos estos derechos, hablamos de que se grupan en cuatro áreas de desarrollo: existencia, desarrollo, ciudadanía y la protección”, expresó Juan Carlos Álvarez.

“Inequidad, protección y construcción de paz, son factores claves que definen los derechos del niño y su bienestar, particularmente a la luz de un momento histórico en el que está Colombia”, expresó Unicef.