Sentimos que con muchas obras lo único que se logra es perpetuar el estereotipo de nuestra cultura como violenta.
Laura Gallego Cortés*
El arte como expresión humana, está contenido de intención y de interpretación. Así, la finalidad del arte ha sido un tema del que por siglos se ha ocupado la filosofía y que los mismos artistas descubren en cada una de sus obras. Sin embargo, el contexto de superación de la violencia en Colombia nos sugiere una especial consideración frente a este tema, pues de otro modo, las narco-novelas, la mayor parte del cine antioqueño y constantes versos que, en la música, aún hacen alusión al narcotráfico y la violencia de nuestra ciudad, no calarían tan hondo en nuestro sentir como víctimas y sujetos en superación de la barbarie.
Así, frente al papel del arte en la violencia, las visiones de los mismos artistas difieren, pues muchos, como la galardonada directora Laura Mora, afirman que sobre violencia en Colombia no se ha hablado suficiente; otros, coinciden en afirmar que el papel que debe cumplir el arte frente a la violencia es uno denunciante o que sensibilice al espectador sobre el tema. De otro lado, hay quienes afirman, como Doris Salcedo, que el arte frente a la violencia debe ir dirigido principalmente a la víctima en función de dignificarla como ser humano. Sumado a esto, agrega, es importante reconocer que, dado que la violencia está constantemente creando imágenes, lo que debe hacer el artista frente a esto es proporcionar las imágenes opuestas para una efectiva superación del dolor. Narrar los hechos a través del arte sería caer en una reproducción del acto y esto sería otra forma de violencia.
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Esto nos presenta un panorama en el que todas las preguntas que surjan, deben ser respondidas con urgencia. Sabemos que nos encontramos dentro de un proceso en el que lo primordial es la restitución de la víctima y a partir de ello es necesario preguntarse ¿qué necesita encontrar la víctima en el arte? Si para muchos el arte debe ser un ente denunciante y visibilizador de las verdades de nuestra realidad ¿lo que necesita la víctima es encontrar en el arte más de lo que vive cada día y ha padecido por años? O, como señalaba Salcedo ¿lo que necesita encontrar es la cara opuesta del dolor?
Parece que las mismas reacciones que tenemos frente a obras de estos dos tipos, ponen fin a la cuestión en duda. Sentimos que con muchas obras lo único que se logra es perpetuar el estereotipo de nuestra cultura como violenta y, precisamente, lo que demanda el contexto que atravesamos es que cada expresión de nuestro ser humano, sea mecanismo para superar los errores y todo dolor causado.
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*Estudiante, Instituto de Filosofía, Universidad de Antioquia