Es de esperar que las respuestas, a dichas preguntas, sean lo suficientemente claras y profundas y no una sarta de explicaciones que a la larga no conducen a evitar la repetición del percance
A raíz de las recientes fallas en la prestación del servicio del Metro, un diario local tituló: “¿Qué le pasó al Metro?”, y, en páginas interiores, volvió a preguntar: “¿Porqué volvió a fallar el Metro de Medellín?”.
Lo que pasó fue que: “La ciudad vivió un caos en la movilidad...”, y entonces son muy válidas las preguntas. Es de esperar que las respuestas, a dichas preguntas, sean lo suficientemente claras y profundas y no una sarta de explicaciones que a la larga no conducen a evitar la repetición del percance, porque con frecuencia abundan los “fue que” que no aclaran nada. A propósito de este episodio, cabe preguntar ¿Cuál es el plan B en materia de movilidad norte-sur? ¿Sería el corredor de la carrera 80? ¿Qué le pasó al tranvía de la 80?
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También, relacionado con la movilidad del Valle de Aburrá, se pregunta: ¿Qué le pasó al Túnel de Oriente con el retraso orquestado por el Gobernador y el alcalde de entonces, con la colaboración de Frank Pearl? Y proyectando la inquietud al futuro ¿Qué va a pasar con la movilidad en la Glorieta de San Diego, cuando entre en funcionamiento el Túnel de Oriente? Y además: ¿Qué le pasó a la Avenida 34 (¿con o sin Metroplus?) y a las circunvalares?
Pensando más generalmente, la pregunta: ¿Qué le pasó? es aplicable a muchas otras fallas que se presentan en las obras de infraestructura.
No es necesario retroceder mucho en el tiempo, para recordar el desastre de las construcciones de vivienda en Cartagena, y el caso del puente de Chirajara y la pregunta del titular de esta columna, es absolutamente aplicable a las autoridades responsables. A propósito, las declaraciones del señor Presidente, minimizando la magnitud del desastre, son absolutamente inaceptables y es necesario que los gremios se pronuncien al respecto.
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Recientemente también, en circunstancias que afectaron a nuestra “Joya de la Corona”, se presentaron incendios en centrales hidroeléctricas que afectaron la distribución de energía en el ámbito nacional, y de nuevo valen preguntas como: ¿Qué le pasó a Guatapé? y las repuestas no suelen ser satisfactorias del todo, porque persisten muchas dudas como que existieron fallas en las campañas de mantenimiento. A nuestra “Joya”, le caben demasiados interrogantes, que van desde el asunto Orbitel, hasta la central hidroeléctrica en Panamá, valientemente denunciada por una concejal, y sus respuestas y explicaciones, muchas veces, no son satisfactorias.
También puede preguntarse: ¿Qué le pasó a la biblioteca España? Hasta ahora lo que ha quedado en claro, es que existe un litigio entre constructores, diseñadores y el Municipio, aunque es razonable pensar que, posiblemente, estén buscando las repuestas en el GOOGLE.
Asimismo es aplicable la pregunta al Puente peatonal en Guadua, que comunicaría los barrios de Blanquizal y Santo Domingo. La historia conocida es que se trató de un pésimo diseño estructural, que fue transformado, por arte de “birlibirloque”, en un “ejercicio de montaje al aire libre” por parte del SENA. “¡Ya voy Toño!”.
El cuestionamiento se aplica a muchas circunstancias y cabe volver a preguntar: ¿Qué les pasó a los damnificados (por ejemplo, Continental Towers y Asensi) del desastre causado por CDO?
En materia de Urbanismo, caben preguntas como: ¿Qué le pasó al Valle de Aburrá, con el urbanismo de las laderas? y ¿Qué le pasó al denominado centro, incluyendo el Hotel Europa, el Palacio Arzobispal y el teatro Bolívar? Y así por el estilo.
Es claro que, como el presente año es electoral, caben también infinidad de preguntas como ¿Qué le pasó a Luis Alfredo Ramos? y, finalmente, de la mayor importancia: ¿Qué le pasó a Colombia en los últimos 8 años?
¡El que NO entendió, NO entendió!