Al menos cuatro pasos más debe dar la empresa antes de cerrar el paso de agua y comenzar a recuperar el corazón del proyecto hidroeléctrico. La apertura del vertedero es uno de por lo menos tres frentes de trabajo.
Al alcanzar la cota 405 el pasado domingo, EPM habilitó la operación del vertedero del proyecto hidroeléctrico de Ituango por una de sus cuatro compuertas, un hito en el avance hacia la recuperación de la obra. Cuatro días después, gracias al aumento del caudal del río Cauca, y por ende del nivel del embalse, se abrieron las tres compuertas restantes. Aunque el hecho fue motivo de celebración para los responsables del proyecto, se trata todavía de un pequeño paso hacia el objetivo de retomar el control de la obra, cuyo paso más esperado es el ingreso a la casa de máquinas.
Para el gerente general de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta, esta operación “nos permite confirmar la estabilidad de la presa y el buen funcionamiento del vertedero”, variables que permiten avanzar “en el proceso de recuperación”. Además, “para las comunidades es un motivo más de tranquilidad, porque estaríamos confirmando que la posibilidad de una avalancha queda reducida casi a cero y lo que viene es seguir pensando en los taponamientos de los túneles y en recuperar la casa de máquinas”.
Esta última frase permite entender que el camino que viene para EPM todavía es largo en el tiempo y complejo en las ejecutorias. En diálogo con EL MUNDO, el vicepresidente (E) de proyectos de generación de energía, William Giraldo Jiménez, resumió el camino a recorrer en cuatro pasos: verificar el comportamiento de la pantalla bentónica que está en construcción; evaluar el estado del vertedero cuando pase el invierno, terminar los tapones en los túneles derecho y en la galería auxiliar de descarga (GAD) y analizar la operatividad de las compuertas que tienen que estar instaladas en las unidades uno y dos de la captación, que es por donde filtra el agua hoy día. Por eso fue enfático en señalar que “no se puede decir una fecha exacta para el ingreso a la casa de máquinas”.
Dos de los frentes de trabajo actual de EPM en Hidroituango tienen que ver con el taponamiento definitivo del túnel derecho de desviación y la GAD, por un lado, y la construcción de una pantalla para consolidar la presa.
“De lo primero que tenemos que estar seguros es del taponamiento del túnel derecho de desviación, que ocasionó la emergencia, e igualmente del túnel de la galería auxiliar de desviación (GAD)”, explicó Álvaro León Ospina Montoya, director de desarrollo del proyecto Hidroituango.
Según el funcionario, en el taponamiento de ambos túneles se está trabajando desde el inicio de la contingencia. En una primera etapa se está construyendo un “pretapón” en el túnel derecho desde la GAD y posteriormente se hará el tapón definitivo tanto del túnel como de la GAD, algo que siempre estuvo contemplado, pues la función de ambas galerías era desviar el caudal del río para la ejecución de las obras civiles.
Sobre la pantalla bentónica, Ospina Montoya explicó que se empezó a construir desde la cota 380, es decir cinco metros por debajo de donde inició el lleno prioritario de la presa el día de la contingencia en mayo pasado, y se extenderá hasta la cota 418, donde termina la presa, para un total de 34 metros de altura, con un ancho de 500 metros y un espesor de un metro.
El propósito de dicha pantalla es “consolidar la presa”, lo cual constituiría otro hito en la recuperación del proyecto.
Para William Giraldo Jiménez, vicepresidente (E) de proyectos de generación de energía, el propósito de los pretapones es que la reubicación de las familias que siguen evacuadas se haga lo más pronto posible.
“Esperamos para finales de noviembre o mediados de diciembre poder tener ya una avance muy significativo”, explicó el funcionario, quien detalló que esperar a hacer los tapones definitivos demoraría al menos tres meses y “no estamos pensando en tener a la gente esperando mientras hacemos ese tapón”, enfatizó.
Otro frente de trabajo es la descarga intermedia, un túnel ubicado en la cota 260 que, según Giraldo Jiménez, está diseñado para operar cuando la planta de generación está en funcionamiento para garantizar el caudal ecológico. Dicho túnel está construido y es por ahí, precisamente, que se trabaja en el taponamiento de las galerías de desviación.
“Le están terminando de instalar las compuertas que son dos, una radial y una plana”, señaló el funcionario.
Ahora bien, para poder evaluar el comportamiento del vertedero, es necesario esperar que pase el invierno y el caudal del río y del embalse vuelvan a descender.
“La prueba la hace el río, cuando baje el caudal miraremos y revisaremos las obras civiles y sacaremos las conclusiones de la operación”, expresó Giraldo Jiménez.
Sobre el estado de la casa de máquinas, los responsables del proyecto son optimistas, pues en el tiempo en que ha fluido el río Cauca por allí se han hecho algunos análisis mediante perforaciones que han mostrado que el techo ha resistido.
“Eso nos da un cierto nivel de tranquilidad, porque hemos visto que al menos el techo tiene buena contextura, no se ha caído, metimos una cámara y vimos ocho metros a la redonda el techo y se ve que la estructura, lo que dejamos instalado en concreto, está soportando”, contó William Giraldo Jiménez.
Llegado el momento del cierre del flujo de agua por la casa de máquinas, continuó, habrá que evacuar el agua que queda adentro “porque la casa de máquinas tiene partes por debajo del nivel del río y quedan inundadas”.
“Hay que bombear esa agua hacia el río, eso demora de uno a tres meses; lo otro es sacar la basura y la suciedad, luego con geólogos mirar que no haya riesgos estructurales, o rocas que se puedan caer para ver si hay que reforzar, después de eso, que pueden ser seis u ocho meses, podríamos pensar en retirar equipos e instalar los nuevos”, afirmó y añadió que “es probable que los equipos eléctricos estén dañados” mientras que “los mecánicos puede que hayan aguantado y se puedan recuperar”, lo cual se mirará con los fabricantes.
Así pues, aunque todo apunta a una recuperación del proyecto, el funcionario no se atreve a proclamar aún que el proyecto se salvó: “Estamos en la recuperación, hay camino por recorrer, hay cosas que se tienen que seguir ejecutando con cuidado, con pasos pequeños, pero vamos por buen camino”.
El vertedero, también conocido con el nombre de vertedero de exceso o aliviadero, es una estructura hidráulica que permite, de manera controlada, descargar los excesos de agua en el embalse.
Según Álvaro León Ospina Montoya, director de desarrollo del proyecto, en Hidroituango la estructura cuenta con “unas compuertas de grandes dimensiones” como mecanismo de control; son cuatro en total, cada una de las cuales mide 21,5 metros de alto y 16,5 metros de ancho.
“Es como pararse uno al frente del edificio Miguel de Aguinaga y ver su fachada, eso da una idea de la magnitud, un edificio de siete u ocho pisos”, explicó.
Gracias al vertedero, dijo el funcionario, la gente aguas abajo del proyecto “no va a percibir una situación diferente al (caudal) histórico de los inviernos”.
“Hasta ahora habíamos mantenido un control evacuando 750 metros cúbicos por segundo (m3/seg.) por la casa de máquinas, ahora vamos a evacuar lo de la casa de máquinas y lo que llegue al embalse. Caudales menores de 750 m3/seg. serán evacuados solamente por casa de máquinas, los menores a 1.300 m3/seg. los estaremos descargando por casa de máquinas (750 m3/seg.) y el resto por la puerta izquierda del vertedero y cuando tengamos caudales mayores a 1.300 me/seg. evacuaremos por las cuatro compuertas”, detalló Ospina Montoya.
La capacidad máxima de la estructura permite evacuar hasta 22.000 m3/seg., pero en palabras del director de desarrollo del proyecto, un caudal de ese tamaño sería “casi que el diluvio universal, pues el caudal promedio del río es de 1.000 m3/seg.”.