Si bien el referéndum es claramente ilegal es sin embargo necesario llegar a una acuerdo con los líderes catalanes para negociar algún otro tipo de consulta.
Más que analizar la situación ya muy explicada en los medios, quiero contar en este espacio mi percepción sobre el ambiente que se vive ahora en España a raíz del referéndum pro independencia que algunos líderes catalanes quieren hacer sin permiso del estado español el próximo domingo.
Quiero contar en primer lugar lo que observé fuera de las aulas entre algunos de los asistentes al Congreso de Ciencia Política de España de AECPA que se acaba de celebrar en Santiago de Compostela, porque finalmente se trata de politólogos con bastante conocimiento del tema y procedentes de diferentes regiones del país.
Por supuesto algunos de los catalanes asistentes que defienden el referéndum fueron muy enfáticos en sus posturas e incluso nos invitaron a participar a algunos conferencistas en la manifestación que como en el resto de España se dio en uno de esos días en el propio Santiago para defender el derecho a esa consulta. La mayoría me pareció que no hizo caso alguno. Otros asistimos como espectadores a cierta distancia, pero también algunos cuantos se sumaron a la manifestación.
La mayoría de los conferencistas asistentes de otras comunidades autónomas españolas que escuche en espacios ya no académicos, manifestaban sobre el tema que si bien el referéndum es claramente ilegal es sin embargo necesario llegar a una acuerdo con los líderes catalanes para negociar algún otro tipo de consulta.
Un buen número de ellos consideraba que el Estado Español, y particularmente el Partido Popular en el poder y su líder Rajoy, se están excediendo en las acciones para evitar la celebración de esa consulta, a pesar de que fue declarada inconstitucional por el más alto tribunal de España y debe de todos modos impedirse.
Muchos pensaban que pedir identificación en las manifestaciones, como al parecer sucedió en Madrid, tiene un aire a métodos de la dictadura franquista y creen que por ese camino se pueden perder a la larga algunas libertades de esas que fueron tan duramente conquistadas en la transición.
Sin embargo también saben y manifiestan, porque son expertos en esos temas, que hay comunidades más perjudicadas que Cataluña en la repartición general, como Extremadura por ejemplo y otras disparidades en su sistema semifederal. Igualmente es un hecho para todos que esta comunidad debe gran parte de su riqueza a España, no siendo además todos sus problemas producto del centralismo sino también de decisiones propias equivocadas y de una corrupción de vieja data y muy demostrada.
Pero esas reflexiones de politólogos no fueron las que escuché conversando con españoles comunes en ese y otros lugares del país. Como respecto de nuestro plebiscito, los argumentos se usan pero da lo mismo, porque sencillamente unos están a favor y otros en contra, y las discusiones son más emocionales que racionales.
También como en nuestro país sucedió con el plebiscito y sigue sucediendo con la implementación de los acuerdos, en toda España y especialmente en la propia Cataluña, la opinión sobre el derecho o no a ese referendo esta dividiendo la sociedad en todos los niveles. Las disputas agrias han saltado del parlamento y los medios a los lugares de trabajo y de esparcimiento, y hasta a los propios hogares.
Es imposible preveer qué pasará el día planeado para la convocatoria, el próximo primero de octubre, pero está claro que con este debate, que se salió de sus cauces, está perdiendo todo el mundo: los catalanes que apoyan y los que no, España por supuesto, e incluso Europa en su conjunto.