Pensarse la política educativa desde los territorios es posicionar la práctica pedagógica como insumo central para su construcción
Por Olga Lucía Riveros Gaona*
Hablar de educación en Colombia no es un tema exclusivo de los maestros: nos compete también a las comunidades, a las instituciones, a los diferentes sectores sociales, a todos.
La organización del sistema educativo en nuestro país les da autonomía a los territorios y a las instituciones educativas para tomar decisiones curriculares y en algunos aspectos administrativos, posibilitando la expresión de la comunidad educativa de cada institución y de cada territorio. Lo anterior nos posiciona como un país rico en posibilidades, metodologías y enfoques pedagógicos que le apuestan a la pertinencia institucional y territorial.
Podemos proponer dos cualidades del territorio en relación con la política pública educativa: el territorio como eje de la política y como unidad de gestión.
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El territorio como eje de la política propone que es desde allí desde donde se proporcionan los insumos para la construcción de la política educativa en el ámbito nacional. Las acciones concretas que se llevan a cabo con los actores de la comunidad en el marco de un entorno físico-natural, económico, político y social específico, delinean el camino para la construcción de políticas pertinentes y acordes a lo que necesitan nuestros niños, niñas y jóvenes.
La Ley General de Educación (115 de 1994) y la Ley 715 de 2001 propician el reconocimiento de los territorios como autónomos: desde la perspectiva de la institución educativa, con los proyectos educativos institucionales; y desde la perspectiva regional, con la autonomía de las entidades territoriales certificadas, aunque ésta se da más en temas curriculares que administrativos.
Pero las políticas públicas no solo se consolidan desde la mirada de “expertos” con títulos y experiencia, sino también, y principalmente, desde el reconocimiento y la sistematización de diferentes prácticas institucionales y territoriales que algunos autores nombran como el enfoque de política pública basada en evidencias, que propone construir el conocimiento de manera abierta y plural, alentando la participación de la comunidad.
Ahora, el territorio como unidad de gestión es el corazón de la perspectiva de descentralización en la que transitamos como país hace más de tres décadas. Sin embargo, pocas experiencias territoriales se han consolidado como referente nacional en este sentido, de ahí que el manejo de recursos y su distribución sea todavía un gran desafío para nuestro sistema educativo.
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Pensarse la política educativa desde los territorios es posicionar la práctica pedagógica como insumo central para su construcción, pero requiere propuestas territoriales consolidadas y sistematizadas de donde partir, escalables a otros territorios, sin perder de vista sus singularidades.
El liderazgo de los directivos y docentes es clave para este propósito. Generar espacios y ambientes de trabajo que permitan el diálogo de saberes y su sistematización, más allá de las tareas administrativas que cada uno tiene, así como el trabajo en equipo con toda la comunidad educativa y con la sociedad civil son elementos claves para lograrlo.
Hay cientos de experiencias en el territorio colombiano que se pueden destacar, pero sus mismos protagonistas no dimensionan la importancia que tienen en la construcción de la política educativa. A nivel territorial son muy pocas las posibilidades de trabajar en conjunto con las entidades gubernamentales regionales para tener una cartografía muy cercana a la realidad educativa, y no solamente a manera de diagnóstico -tenemos que pasar esa página-, sino como propuestas que muestren que es posible ser autónomos y que la apuesta realizada en la Ley 115 es viable a partir del trabajo mancomunado en región.
Dejo entonces acá un par de preguntas para animar la reflexión al respecto: ¿Cómo podemos contribuir desde la sociedad civil a la construcción de una política educativa desde los territorios y aportar a la mirada de las escuelas y de las entidades territoriales?; ¿Qué acciones concretas podemos adelantar desde los diferentes sectores para fortalecer este enfoque y hacer posible que en el país se privilegie la mirada regional para construir la nacional? ¡Más que suficiente material para los propósitos de año nuevo que todos nos solemos hacer!
*Asesora en la Fundación Empresarios por la Educación, una organización de la sociedad civil que conecta sueños, proyectos, actores y recursos para contribuir al mejoramiento de la calidad educativa.