El hecho político de los 11.7 millones de votos en la consulta popular anticorrupción, puso a temblar al hecho jurídico de no alcanzarse, por un pelito, el umbral de 12.1 millones de sufragantes. Se abre el debate si los umbrales son muy altos.
Son muchas y variadas las interpretaciones, explicaciones, comentarios, consecuencias y proyecciones políticas y jurídicas que se han escuchado y esgrimido desde el mismo domingo pasado tras el resultado de la consulta popular contra la corrupción en Colombia.
La participación política en Colombia arrastraba históricamente un alto déficit por la alta apatía de concurrencia a las urnas, que superaban niveles superiores al 60% en sus eventos democráticos más tradicionales y clásicos como es el voto para elegir presidente, a los legisladores, diputados y concejales, y después de 1988 y 1991 a los alcaldes y gobernadores.
Pero este 2018 ha llamado poderosamente la atención de los estudiosos de los asuntos electorales en Colombia por el quiebre de esa tendencia crónica abstencionista del pueblo colombiano, muy desconfiado de su clase política.
Los más de 17 millones de votos depositados para el siempre desprestigiado Congreso, los casi 20 millones de sufragantes para elegir presidente, y los muy aceptables guarismos de las consultas de derecha y de izquierda daban a entender que hay un nuevo elector en Colombia, todo ello jalonado por asuntos tan delicados como el proceso de paz y el temor a gobiernos que restrinjan las libertades y manejen mal la economía, pese a que en el país sigue imperando un desequilibrio social aberrante. Pero de todos modos se intuye o se estima que Colombia está cambiando mucho y que la gente ahora está votando muy distinto.
Los umbrales
Por eso había mucha expectativa e interés por el resultado de un mecanismo de participación ciudadana como la consulta popular contra un tema tan taquillero como es atacar la corrupción pública y privada que tanto molesta e indigna al colombiano raso.
Y el primer interrogante que surge de esta experiencia electoral del pasado domingo es si los umbrales en Colombia son muy altos, sobre todo cuando están en juego importantes decisiones nacionales.
Los umbrales altos en esos interesantes mecanismos de participación ciudadana, se han vivido palpablemente con la ya muy conocida revocatoria del mandato de alcaldes y gobernadores.
Después de más de 20 años de fracasar con este mecanismo, precisamente hace poco en este sorprendente 2018, se logró concretar la primera revocatoria del mandato de un alcalde, aunque fuera en un no muy conocido y además pequeño municipio de Boyacá, como fue Tasco.
Algo es algo y gracias a que la revocatoria del mandato ha sufrido modificaciones para suavizar o bajar el umbral para hacerla efectiva.
Entonces, el debate está abierto sobre esos altos umbrales y lo plantea el expresidente del Consejo Nacional Electoral, el abogado antioqueño Guillermo Mejía Mejía, quien fue el ponente de la decisión que se impuso de no bajar el umbral electoral para el referendo del 2003, pese a la fuerte discusión con el presidente de ese momento Álvaro Uribe Vélez.
Precisamente Mejía Mejía considera que los avales son muy altos y al respecto dijo que “se requiere más votación para un umbral de un mecanismo de participación ciudadanas, que para elegir presidente”.
Pero le parece que se debe mantener un umbral alto para modificar la Constitución, por ejemplo la reelección presidencial, y bajos para temas regionales o que no tengan tanta trascendencia.
Por eso los primeros análisis de lo ocurrido el pasado domingo apuntan a interpretar por qué a pesar que no se consiguió jurídicamente el umbral requerido de 12.1 millones, el muy elocuente hecho político de movilizar 11.7 millones de personas está siendo presentado como un triunfo y un contundente mensaje contra los corruptos.
El estratega y perito político Diego Corrales ayuda a entender lo sucedido al decir que sin lugar a dudas Colombia está viviendo un período de transición política muy interesante y emocionante.
“Después de los inesperados resultados del plebiscito del 2016, del aumento de la participación electoral para el Congreso y de la sorprendente carrera presidencial, los resultados de la consulta anticorrupción reafirma ese período de cambio que estamos viviendo, pues si bien no alcanzó el umbral, la altísima votación, sumada a las condiciones en que se dio dicha campaña, se podría interpretar a lo Maturana: perder es ganar un poco”.
Y agregó que lo interesante es ver qué viene, cómo se van a mover las diversas fuerzas políticas con este resultado, qué va a hacer el presidente Duque (la consulta sacó más de un millón de votos a los obtenidos por él) y qué impacto tendrá esto en las elecciones locales del año entrante.
Un hecho político
La sensación que se palpa tras las muchísimas reacciones que se han pronunciado es que perdiendo la consulta, el solo hecho político de su alto respaldo, le ganó a lo jurídico.
De esta opinión también parece estar de acuerdo el mismísimo presidente Iván Duque, quien en su alocución nocturna del pasado domingo emitió esta muy interesante frase: “las reglas eran ciertas, pero los resultados inciertos”, refiriéndose a las consecuencias políticas de la consulta, a la que reafirmó su apoyo y contribuyó aún más a la cruzada contra los deshonestos al proponer otra acción más para penalizar a las empresas privadas que corrompan a servidores públicos, al tiempo que ratificó y sustentó el proyecto que ya presentó ante el Congreso sobre estos mismos tópicos el pasado 8 de agosto.
Y aunque especialistas como el politólogo Carlos Andrés Pérez resaltan la participación libre de la ciudadanía en la convocatoria de la consulta, también llama a que los promotores tienen que hacer un autoexamen sobre ¿el por qué un tema tan ‘taquillero’ no alcanzó el umbral necesario?
“Seguramente los apáticos mandamos un mensaje en el que claramente no se favoreció a los futuros candidatos que aprovecharon la consulta. Nadie está en contra de la lucha contra la corrupción, pero muchos al abstenernos nos manifestamos en contra de la instrumentalización de algo tan sensible para todos”.
En ese mismo sentido se pronunció el abogado Andrés Usuga al expresar que no sabe de dónde sacaron esa votación si los puestos y mesas de votación se vieron absolutamente vacíos todo el tiempo.
Sin embargo, agregó que independiente de que no hubiere pasado el umbral, es un mandato claro al Congreso para que pase los proyectos de ley y de acto legislativo que se requieran para combatir la corrupción y entre ellos el paquete legislativo que presentó el Gobierno y que cree pasara positivamente sin problema alguno.
“Pero adicionalmente queda muy empoderada la señora López con esa votación para las próximas elecciones locales en Bogotá y creería yo que esta elección que era de cierta forma una distracción para el nuevo Gobierno Nacional va a permitir desde mañana una cantidad de nombramientos y hasta de decisiones que se van a empezar a tomar con mas margen de maniobra y hasta los cien primeros días de gobierno”.
La periodista de opinión Claudia Posada piensa que los ciudadanos están entendiendo que el poder de la participación democrática, como una consulta popular, podría ser el camino para imponer los deseos colectivos de honradez y transparencia para el buen uso de los recursos públicos, lo que redunda en más bienestar para todos, por encima de los juegos sucios de las clases dominantes en mangualas con los poderes corruptos.
A su turno, el profesor de Unaula, Rodolfo Correa, observó que la gente ya no quiere mafias en el poder, sino que sea gobernada por ciudadanos (no por estructuras) que les resuelvan sus problemas.
El también comunicador y analista Juan Carlos Velásquez considera que la sorprendente participación en la consulta de casi doce millones de votos, sin el compromiso activo de los partidos políticos tradicionales, con muy poca publicidad en los medios masivos y una campaña de desgaste y mentiras en las redes sociales, demuestra que la gente está muy cansada con la corrupción.
“Los colombianos están listos a responder a las propuestas que combatan este flagelo. Es hora de que el nuevo gobierno y los partidos entiendan que tienen que hacer algo más y cambiar de fondo el manejo de la política y el poder. Ganó la ciudadanía, perdió el sistema político tradicional colombiano."
El también catedrático de Unaula, John Fredy Toro, comentó que la consulta anticorrupción haya obtenido 11.7 millones de votos, con una suficiencia individual en cada pregunta en relación con la mayoría requerida para ser aprobada en el caso de haberse superado el umbral, sin duda es un mandato imperativo al Congreso de darle trámite legislativo a las normas que allí se propusieron y que hoy no son leyes de la República.
“Temas como la disminución de los salarios de los congresistas, el límite en el número de periodos que se pueden reelegir, la eliminación de la prisión domiciliaria a quienes sean condenados por corrupción y la obligación de rendir cuentas públicas de los congresistas, deben ser aprobados de inmediato para ponerse a tono con el querer ciudadano, que a pesar de no haber obtenido el umbral necesario, si fue lo suficientemente contundente en su expresión”.
El profesor universitario y diputado de Antioquia, Norman Correa Betancur, explicó que aunque se abstuvo de votar, eso no lo hace amigo de la corrupción, pues cree que el camino para “reformarnos” es distinto al de esta consulta y cree en un acuerdo político, no obstante el mensaje de la consulta sea un viento de cola que los políticos deben leer, apreciar y poner en práctica, toda vez que el umbral del domingo no es matemático, es moral, es ético, y quiénes “hacemos política cambiamos o cambiamos”.
Aportó también que los electores enviaron un mensaje claro y contundente que tiene cuatro destinatarios:
1. El primer destinatario son ellos mismos, los más de 11,7 millones de electores, a ellos les cabe hoy dar ejemplo: no eludir, ni evadir impuestos, no sobornar a policías o guardas de tránsito, no colarse en el Sisben ni en la fila del banco, no cambiar el voto por una dádiva, en fin, tienen un deber moral, refrendar su voto con su comportamiento ciudadano ejemplar.
2. El presidente Duque: le cabe recoger y liderar el mandato que le otorgan los ciudadanos, proponiéndole al Congreso, una integral reforma, que más que anticorrupción, es de comportamientos políticos.
3. El Congreso: llegó la hora de su grandeza, de ser capaz de reinventarse, de salir de su zona de confort, y ni siquiera por su salario, sino por sus formas de relacionarse con los otros poderes públicos y con la ciudadanía clientelar, el camino es a través de la reforma política.
Y 4. Los partidos políticos: con el mensaje el domingo, les es dado reformarse, democratizarse, y ser responsables de sus avales, sus voceros, sus posturas y su ideología; los partidos deben ser escuelas de formación política y no simplemente garajes, o negocios de venta de avales.
Y el también comunicador y político Andrés Guerra dijo que insistirá en que el rol de lo político debe modificarse, actuar desde el ejemplo, ser menos pragmático y darle más humildad a los actos, autoproclamarse honesto, lo que suena soberbio, pero es urgente modificar las formas y las maneras, no sólo del elegido, sino también de los electores.