El nuevo Gobierno deberán restaurar la confianza de la ciudadanía en la institucionalidad del país, y en sí misma como ciudadanos.
Mañana se instala el nuevo Congreso, con un reto importante el de buscar la consolidación de los acuerdos de paz firmados en la Habana, obviamente, con los ajustes debidos que va a proponer el nuevo gobierno a partir del 7 de agosto o los que por iniciativa propia salgan de la misma bancada oficialista.
Aparte del tema del acuerdo de la Habana, los legisladores se encuentran con una nueva figura con garantías y es el estreno del estatuto de la oposición, herramienta, avalada por muchos sectores del país, en la medida que permite fortalecer el ejercicio democrático, máxime que en los últimos 32 años, cuando el partido Conservador abiertamente instauró el modelo en Colombia con la famosa oposición reflexiva al gobierno de Virgilio Barco Vargas (1986-1990), constituyendo un gabinete a la sombra, se ha venido ejerciendo en cada uno de los gobiernos de turno, algunas veces reflexiva y otras temeraria.
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A su vez, el Congreso y el nuevo Gobierno deberán restaurar la confianza de la ciudadanía en la institucionalidad del país, y en sí misma como ciudadanos, buscando esa unidad que tanto han demandado desde el gobierno saliente como el propósito de Iván Duque, para sacar adelante el país.
Duque no la tiene fácil, porque se va a encontrar en el Congreso una bancada aliada interesante, mientras que la izquierda ya ha expresado la voluntad de declarase en oposición, con dos alas una reflexiva, la del Polo, liderada por el congresista Jorge Enrique Robledo, quién en sus períodos en el legislativo ha realizado debates interesantes, estudiados y documentados en el marco del respeto y la reflexión. Y en la otra punta de la oposición está la de Gustavo Petro, quién ya empezó agitar el populismo contradictor al nuevo gobierno invitando a una marcha el 7 de agosto. Cómo dice el refranero popular: “desde el desayuno se sabe como será el almuerzo”, y entre las dos alas de la izquierda no se avizora una unión opositora, por lo tanto, por ahora se tienen dos grupos de oposición.
Falta la posición que vaya a tomar el grupo “mockusiano” (Alianza Verde), dado que este grupo liderado por Antanas Mockus, hasta el momento no ha dado señas para dónde coger, si para la oposición o para el gobierno, la tendencia es que no tome posición frente a esta opción, sino que se mantenga en línea de centro, con una aditivo interesante que puede ser la puesta en escena de una estrategia de construcción de cultura ciudadana, basada en la experiencia del profesor Antanas en su paso por la Alcaldía Mayor de Bogotá.
Por otro lado, el gobierno de Iván Duque cree que tiene una gobernabilidad amplia y suficiente con base en los votos obtenidos en la segunda vuelta, muchos de ellos fueron en contra de Petro, pero que no son simpatizantes de Uribe, y pasa la contrario, con la Colombia Humana, ese caudal electoral tampoco es propio, porque muchos de esos voticos se fueron para allá en contra de Uribe, sin que les guste Petro, así que no hagan las cuentas de la lechera con esos votos para la gobernabilidad del país y la oposición irreflexiva, populista y electorera conque Petro va a ejercer el control político, poco se le verá a él proponiendo leyes, será un obstáculo para las iniciativas oficialistas, contrario a Robledo, que apoyará las que su bancada considere importante sacar adelante.
Y al inicio de todo nuevo gobierno sacamos del cajón la frase: “sí le va bien al gobierno, nos va bien a todos” y eso esperamos que el legislativo esté a la altura de las circunstancias y no sea un circo de tercera categoría como lo ha venido haciendo en las últimas legislaturas.