…que plata no hay”, dice un conocido refrán, al que la sabiduría popular le agrega: “¡Pero si, para la Farc!”, a quienes se les otorga fuera de “beca, casa y carro”, toda clase de impunidades y curules.

Ante los innumerables reclamos justos, de muchas comunidades, debidos entre otras cosas, a los permanentes incumplimientos del Alto Gobierno, este contesta cínicamente que: “No tiene recursos”, o sea que “plata no hay”, y es claro que esta situación de iliquidez tiene sus causas y claro también, su gran responsable que es “el dueño de la chequera” como se autocalificó el Primer Mandatario.

Como “los hechos son tozudos”, no es un misterio el alto grado de derroche en que ha incurrido la actual administración nacional, con el incremento de entidades burocráticas inútiles, la repartición de la “mermelada”, la atención a los “tales” acuerdos de La Habana y, en fin, el sostenimiento de la corte de áulicos que lo rodea.

Reaparecen los indignos del proceso 8000, y han surgido nuevos demagogos, agitadores y provocadores que denominan los gringos como los “Rabble rouser”, ejemplarizados por los senadores Benedetti y Barreras.

Vale la pena analizar un poco más detenidamente los casos de la Costa Pacífica, incluyendo Buenaventura y el departamento del Chocó, dejando tristemente a un lado, por ahora, el caso de Tumaco, y la situación de los maestros.

En el caso relacionado con la costa Pacífica, si bien es cierto que los reclamos están fundamentados en su retraso debido a los incumplimientos permanente del Estado y en la falta de planeación y ejecución debidos, en buena parte al centralismo no solo bogotano sino de los departamentos vecinos, hay que reconocer que también hay muchas fallas por parte de la dirigencia local.

Pero hay mucho más. ¿Por qué se tiene tan solo un puerto en la Costa Pacífica? ¿No implica esta situación una falla estratégica para la economía de la nación? ¿Por qué no se han desarrollado otros puertos en la costa Chocoana como Cupica, sin limitaciones de dragado y con vías menos tortuosas como la vía Cali- Buenaventura? A propósito de esta vía vale la pena recordar que fue el presidente Miguel Abadía Méndez, quien en 1926, dio comienzo a su construcción, y Alberto Lleras Camargo la “inauguró” 20 años después, advirtiendo que “aún quedaban algunos sitios con derrumbes por resolver”, y entonces cabe preguntar por las vías de acceso al Chocó a través de los departamentos de Antioquia y Risaralda, para acceder en un futuro a puertos alternos sobre el Pacífico. Parecería ser que el Hermano Gabriel tenía razón, en su cátedra de Geografía Colombiana, al decir, en los años 50 del siglo pasado, que la costa pacífica era un paraíso para contrabandistas.

Pasando al gremio fundamental para la formación de las nuevas generaciones, los maestros, debe reconocerse que también tienen razón en sus justos reclamos. Pero aquí se presenta una paradoja nefasta: La sociedad continuamente reclama por la baja calidad en la formación que actualmente se está impartiendo, y plantea también que una de las causas es que a los docentes no se le da la importancia que se les debe, lo que a su vez ocasiona una baja preparación de ellos. Cínicamente se les reclama que atiendan más y más cursos de capacitación para mejorar su nivel en el escalafón, con la consecuente mejora en sus ingresos, pero el acceso a esos cursos es prohibitivo por su costo.

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Para atender los incendios forestales, los bomberos recurren, algunas veces, a una especie de contra incendio que tiende a atenuar los efectos de la conflagración inicial. Para atender las indignaciones que surgen por todas partes, debido a la ley de la física de la reacción debida a la acción, en este caso es la indignación ocasionada por los indignos, el Gobierno recurre a falsas promesas y a propiciar otros “incendios”.

En el caso del corregimiento de Belén de Bajirá en el Urabá antioqueño, parece ser que el Gobierno central propició otro “incendio” para apagar el constituido por los reclamos justos de la comunidad chocoana.

En ese trasfondo politiquero centralista, no hay que olvidar la innegable animadversión del presidente Santos hacia el departamento de Antioquia, porque en esta región es muy grande el apoyo a su gran opositor político, el expresidente Uribe.