Me gusta cumplir y ser consecuente con las cosas, debería ser obligatorio que cada persona contara cómo es, que la gente supiera a qué atenerse y por eso he escrito esto.
Hola queridos lectores, si me quieren leer, creo que es bueno que les cuente algunos detallitos sobre mí. Primero: no me gusta que insulten a mi gente. Si me insultan a mí está bien.
No corro en carro, me da miedo, tampoco dejo correr. No me gusta ir en el puesto de adelante. No me gusta radio en el carro. No me gusta ir con la trompa pegada del carro que va adelante. No peleo con otras personas que manejan. Sólo les pido que me muestren el pase vigente, el Soat, y cualquier otra cosa interesante.
Duermo tarde, duermo mal. Leo en cama prendo luces y tomo pepas. Duermo la mañana. Me gusta tenderme al lado de la gente que tenga el mismo ritmo que yo, sería muy interesante, podría coger hasta el sueño y calentarme ¡Me levanto tarde y no recibo visitas en el baño!
Me gusta salir a lugares bonitos pero sin mucho ruido. Ir a bailar, al cine, al teatro, y sentarme cerca de la salida para oír menos y poder salir corriendo.
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Me gusta viajar en avión, tren, y hasta en carro, no monto en bus así sea un “Greyhound”, porque me siento presa, tampoco en barcos o botes porque a más de sentirme presa, me siento naufragada.
No me gusta gastar pólvora en gallinazos, ni en dar tiro, ni cosas de azar.
¡Me gusta que me hagan sentir que soy lo que soy! Que los caballeros sean galantes y educados, me cojan del brazo, bajen la escalera delante de mí y no suban la escalera detrás. Que abran la puerta (del carro por si hay guerrillero, bomba o cigarrillo prendido). Y si es un lugar público ¡que entren adelante por si hay pelea!
La TV me gusta pero para trabajar en ella. No veo deportes ni cosas que no entiendo; mentiras, adoro el futbol y me quería casar con Andrés Escobar.
Me gusta mucho trabajar más que todo en psicología, y especialmente en grupos. De pronto por carta. O con enfermos que no tienen quien les hable. También me gusta enseñar si me atienden. Escribir y clavarme en el computador a teclear lo mío.
Me gusta el orden en cocina y baño. Lo demás no importa, no tiendo camas. No lavo ollas ni aplancho. Puedo meter la ropa a la lavadora, juagar los platos con agua.
Hablo por mi teléfono y escribo mis cartas, mantengo algunas amistades. Me choca eso sí que las llamen a mi casa, no soy telefonista ni hotelera.
No me gusta la radio prendida todo el día, prefiero oír cassettes o discos viejos, jazz y baladas. Bailar. Recordemos que el baile fue primero que el lenguaje hablado.
Además: Si pensar es igual que hacer, ¿qué hacemos?
Explico que estoy enferma de algo que no sé qué es. Dejo constancia de que me canso muy fácil. No camino, ni hago colas, me siento en el suelo. Si puedo estar sentada, no estaré de pie y si puedo estar acostada, no estaré sentada. Dicen que así son las mujeres árabes.
¡No hago ningún deporte, menos si es competitivo, peor si es al sol, pero puedo dar y recibir clases de gimnasia, yoga y baile!
¡Para mí la vida es pensar, leer, escribir, hablar, y algo más difícil de explicar! La intimidad que crea el poder pelear. Hacer las cosas diarias con alguien. Sentir respaldo. Esto es lo más difícil.
Me gusta la ropa bonita, y ponerla y quitarla, tomar tiempo en arreglarme lo que pueda, cuando tiene arreglo...
Me gusta cumplir y ser consecuente con las cosas, debería ser obligatorio que cada persona contara cómo es, que la gente supiera a qué atenerse y por eso he escrito esto.
Me reservo sin embargo el derecho de cambiar de ideas a medida que mis células vayan despelucándose y yo sea otra, pero iré avisando, no hay que dar sorpresas.