Tras remontar al Cali y vencerlo en la serie 5-3, Nacional se coronó campeón y se quedó con la estrella 16.
La hinchada preparó la fiesta; desde el sábado sellaron una conexión indiscutible con el equipo. La mañana llegó y la tarde fue cayendo mientras las 44 mil almas se acomodaron para presenciar una nueva hazaña. Estaban ahí para eso.
Los dos últimos antecedentes de remontada en finales habían dado la tranquilidad esperada con goles tempraneros y todos esperaban que el primer gol que mostrara el camino apareciera antes de los diez minutos para que los nervios y el planteamiento del Deportivo Cali no menguaran las posibilidades de alcanzar el objetivo.
Y sí; el primero llegó apenas a los siete minutos con una magistral jugada de Andrés Ibargüen, quien tuvo una noche mágica, de esas que la hinchada le estaba pidiendo conociendo todo lo que podía dar el Pipe, quien desbordó y tiró un pase pensado y preciso para que Macnelly, como si se tratara de un consumado artillero, mandara a guardar para aterrizar las posibilidades de título.
En esos primeros 15 minutos el equipo funcionó como una unidad armónica, el segundo se veía venir y a los jugadores del Cali se les desencajaba el rostro, na damás claro que desconcierto. Presionando arriba y en bloque Mateus Uribe recuperó un balón en el piso, se asoció con Dayro y la recibió nuevamente para mandar un remate lleno de fe, que rasante y con cierto suspenso terminó por vulnerar nuevamente a Pablo Mina y así cayó el delirio en todo el estadio. La serie, lo que parecía tan difícil luego del mal partido en Palmaseca, se concretaba apenas a los 16 minutos.
Pero el equipo se dejó involucrar por el ardiente fervor de la tribuna y renunció a controlar el juego cuando la tarea inicial estaba hecha. Y Cali entendió el mensaje, subió líneas y evidenció las falencias en defensa de Nacional hasta que luego de una serie de rebotes Jefferson Duque pescó un balón que pateó como pudo y que Daniel Bocanegra terminó ingresando con su pierna en el arco de Franco Armani.
Desde ahí todo fue incertidumbre y cayeron algunas dudas de que Nacional lograra imponerse; Cali jugaba bien, era acertado en hacer lo que el partido le pedía mientras Nacional erróneamente convirtía el partido en un peligroso ida y vuelta.
Pero llegó la magia, el talento. Cuando el colectivo no marcha para eso se tienen a los jugadores diferentes. Y Andrés Ibargüen en su posición es el más diferente y el mejor del fútbol colombiano. Era su momento, su noche, y él lo supo y retribuyó esa confianza con un zurdazo desde fuera del área, un gol de antología que cayó antes de que finalizara la primera parte y que fue vital para lo que vendría porque le permitió empatar la serie y respirar hondo para pensar mejor el siguiente paso.
En la segunda mitad el juego fue más sosegado; Nacional adelantó líneas y Cali se replegó. Aún así estaba latente la posibilidad de que la visita hiciera un daño irreparable. Pero claro, al frente estaba un equipo de jerarquía y una vez más como si no estuviera suficientemente claro volvió a demostrarlo; Nacional merodeaba el arco hasta que Dayro Moreno ingresó al área y fue derribado con una patada brutal, brutalidad del rival que él convirtió en una bella sutileza desde los doce pasos para dar la ventaja transitoria. La estrella estaba cerca.
Y antes de que Cali tuviera alguna reacción una salida rápida fulminó todo y convirtió el estadio en un hervidero de felicidad, sublime e inexplicable. Rodin Quiñones la mandó a guardar para el 5-1 y a partir de ahí todo fue alegría. Si había un equipo que era capaz de lograrlo era Nacional. Quien más que el Rey de Copas, el más ganador del país, el embajador de Colombia en el fútbol internacional.
Acaba una era memorable; lo que estos hombres y el profesor Reinaldo Rueda escribieron en el fútbol nacional y continental nunca se va a olvidar. Al final, Reinaldo lloró como nunca lo había hecho, él sabe que su legado será eterno y que a partir de ahora será el mejor técnico de Atlético Nacional. "Nacional merecía el título. Demostró mística y jerarquía. Es muy lindo y merecido este premio para este grupo. Yo pienso que Nacional necesita oxigenación. Se cumplió un ciclo. Pero hay que estar todos satisfechos por lo que logramos", dijo el profe Rueda.
Despedida a lo grande para él y para varios jugadores, pero no hay lugar para tristezas, porque cuando se hace parte de la historia de un equipo como Atlético Nacional sólo cabe la grandeza y la alegría. !Salud Nacional!
Ficha técnica:
Atlético Nacional: Franco Armani; Daniel Bocanegra (Ezequiel Palomeque 82’), Carlos Cuesta, Francisco Nájera, Farid Díaz (Edwin Velasco 11’); Elkin Blanco (Diego Arias 65’), Matheus Uribe, Macnelly Torres; Rodin Quiñones, Andrés Ibargüen, Dayro Moreno.
Entrenador: Reinaldo Rueda.
Deportivo Cali: Pablo Mina; Nilson Castrillón (Miguel Murillo 76’), Danny Rosero, Germán Mera, Jeison Angulo; Andrés Pérez, Kevin Balanta (Daniel Giraldo 32’), Andrés Felipe Roa, Fabián Sambueza; César Amaya (Abel Aguilar 45’), Jefferson Duque.
Entrenador: Héctor Cárdenas.
Árbitro: Andrés Rojas.
Estadio: Atanasio Girardot.
Goles: 1-0 Macnelly Torres (m.7). 2-0 Matheus Uribe (m.16). 2-1 Daniel Bocanegra (m.20, en propia puerta). 3-1 Andrés Ibargüen (m.41); 4-1 Dayro Moreno (m. 74 de penalti); 5-1 Rodin Quiñones (m.77).
Amarillas: Elkin Blanco (m.27), Dayro Moreno (m. 32), Farid Díaz (m.40 -desde el banco), Rodin Quiñones (m.79), por Atlético Nacional. Abel Aguilar (m.48), Fabián Sambueza (m.55), Germán Mera (m.80), Daniel Giraldo (m.90+1), por el Deportivo Cali.
Roja: Edwin Velasco (m.90).
Estadio: Atanasio Girardot.
Asistencia: 44.189 espectadores.