En el primer mes del año, es claro que mucha parte de la población se desee mutuamente un ferviente y honesto “Feliz Año”. También hay que reconocer que, otra parte importante de la población utiliza la frase como una forma social de saludo, sin el debido sustento de honestidad.
Pero sin pecar de pesimista, aunque no hay que olvidar que: “Un pesimista es un optimista bien informado”, hay que reconocer que los augurios, en general, no son buenos.
Bastaría empezar mirando lo que ocurrió el último mes del año anterior. Siguiendo la nefasta política que se ha instaurado, se presentó en el accionar del congreso de los “castrati”, como lo han denominado, el uso del nefasto “Fast Track”, para aprobar la entrega de la Nación al grupo narco terrorista de la Farc.
Surgieron entonces, muchos dirigentes alabando la eficiencia del procedimiento y propugnando para que, según sus deseos, se implantara ese proceder para todos los trámites legislativos, dizque por eficiencia. Ciertamente el “Fast Track se utiliza con éxito en Venezuela, Corea del Norte y Cuba para no citar más países oprimidos por dictaduras.
Pero lo más preocupantes es que se presentan juristas defendiendo el procedimiento. De ellos diría Marañas: “Pasaron por la Universidad, pero no entraron”.
A las consuetudinarias “payasadas” del Gobierno, se agregó la de la negociación del salario mínimo. Es claro que no puede pedírsele más a la ministra “ciega y sorda pero no muda”, (el que entendió, entendió), y el ministro “dragacolero” que llevó al País a la ruina económica. 
La Comunidad no sale aun de su perplejidad ante tantos hechos, porque, como ejemplo, se pregunta: ¿Para qué quieren la Farc 31 emisoras FM, si, para difundir sus ideas y darles apoyo, tienen a una de las mayores cadenas radiales de Colombia? También cuentan con el apoyo de uno de los principales diarios y, asimismo con una revista de circulación semanal.
El Pueblo tiene unas características de mansedumbre y conformidad preocupantes, porque cuando en México, por ejemplo, se levanta la población por un alza de la gasolina, aquí la suben mensualmente y “no pasa nada”. Como no pasará nada con los efectos de la reforma tributaria.
No son de extrañas estas actitudes, en un país en donde se “roban” elecciones presidenciales y se desconoce un plebiscito, y, “no pasa nada”.
 No se trata de una invitación a la violencia y a la anarquía, aunque estas, a la larga, están siendo premiadas, sino a la manifestación, de acuerdo con la Constitución y las leyes, de inconformidad y protesta, porque al decir de nuestros arrieros: “Uno tiene derecho a chillar cuando lo están capando”.
La Nación dizque está ahora en la era del posconclicto y empiezan los incumplimientos, de parte y parte, de lo pactado. Además, el Primer Mandatario no solo sigue “cometiendo” discursos sino que ahora “comete” nombramientos como el del “defensor” del Palacio de Justicia, como vicepresidente. No es de extrañar lo que pasa si, además, se tiene al “tal” ministro del posconflicto definido recientemente, en un programa de opinión local como que: “había pasado por muchos puestos a través de varios gobiernos”, lo que define a un burócrata con ejecutorias desconocidas. ¡Siempre anda por ahí y no le falta chanfaina! Aparentemente, estas mismas características definen también al negociador con el ELN.
Parece ser que la implantación de las zonas que ahora llaman de preagrupamiento, no fueron consultadas con los Gobernadores, y, está imperando la improvisación debido a una increíble falta de planeación, y, con mucha razón, el Gobernador de Antioquia ha manifestado en repetidas ocasiones su inconformidad. 
No se necesita ser un ingeniero, experto en estructuras, para saber que, si un edificio se construye con bases deleznables, dicha construcción es inestable. La actuación de la magistrada del Concejo de Estado confirma la existencia de una deficiencia notable de la base del edificio, la Paz, que se está construyendo y en consecuencia en cualquier momento le pasa lo del edificio Space.