Lo cierto es que concejales y alcaldes de Medellín en las últimas dos décadas han realizado un pacto para no comprometer recursos de la ciudad en la Universidad de Antioquia
Los ciudadanos estamos sorprendidos con la noticia de que Medellín tuvo superávit fiscal en el año 2016. Esta noticia que también se repitió en el año 2015 con un superávit de 199 mil 745 millones de pesos, para el presente año representa una adición en el presupuesto de 260 mil millones de pesos. Es razonable preguntarse por los orígenes de estos recursos, si estos corresponden a ingresos no presupuestados o como lo dice el editorial del EL MUNDO (4 de marzo- pensándolo bien) están relacionados con “ahorros conseguidos al dejar de ejecutar proyectos sociales, programas de inversión u obras de infraestructura propuestos por la anterior administración y aprobados por el Concejo en el plan de desarrollo y el presupuesto 2016.”
Independiente de las explicaciones que debe dar la actual administración sobre estos dineros nuevos que ingresaron en los presupuestos del 2016 y 2017, se abre una interesante discusión sobre los destinos que podrían tener estos recursos. De tiempo atrás la Universidad de Antioquia viene haciendo la solitud a los diferentes alcaldes de la ciudad para que se comprometan con el financiamiento de la Alma Mater. Según cálculos del actual rector (ver Semana: La agonía de las universidades públicas, 2017/03/03), los recursos que está solicitando la UdeA a la Alcaldía de Medellín escasamente llegan a los 46 millones de pesos al año (correspondiente al 4% de la sumatoria de los impuestos de industria y comercio y predial).
La Ley 30 de 1992 obliga a los diferentes niveles de la administración pública (nación, departamento y municipios) a mantener en el tiempo con una corrección anual en el IPC, los recursos presupuestados vigentes a partir de 1993. Por alguna razón el Municipio de Medellín no aportaba recurso alguno a la Universidad de Antioquia en esa fecha lo que ha sido utilizado por las diferentes administraciones de la ciudad para eludir esta responsabilidad histórica con la Alma Mater. Los datos de calidad y cobertura en formación universitaria de Medellín no se podrían explicar sin el concurso de la Universidad de Antioquia, así como los resultados en indicadores de ciencia y tecnología no serían posibles sin contar con la Alma Mater.
Lo cierto es que concejales y alcaldes de Medellín en las últimas dos décadas han realizado un pacto para no comprometer recursos de la ciudad en la Universidad de Antioquia; los aportes que algunas administraciones han realizado a la Alma Mater se han traducido en recursos de inversión específica que benefician a la ciudad (Ejemplo: Parque del Emprendimiento), pero ninguno de estos aportes ha tenido la vocación de constituirse en recursos permanentes que afecten el presupuesto de la UdeA y de esta manera lograr el aporte real del ente territorial en la base presupuestal de la Institución de Educación Superior.
A pesar de que la vocación de la Universidad de Antioquia ha sido el Departamento de Antioquia, lo cierto es que su impacto social, científico y tecnológico lo ha recibido preponderantemente la ciudad de Medellín. Por lo anterior es que no se explica la renuencia de la clase política de Medellín de reconocer esta deuda histórica que tiene con la UdeA y comprometer recursos para el funcionamiento de la Institución. Con la presencia de estos superávits que la ciudad viene teniendo en los últimos años, se abre una oportunidad para que el municipio haga parte de los destinos de la Universidad de Antioquia y reconozca su deuda con la Alma Mater comprometiendo recursos permanentes para el funcionamiento de la Institución.
PD: ver columna relacionada (Más recursos de Medellín para educación superior. http://www.elmundo.com/portal/resultados/detalles/?idx=275230&anterior=1¶mdsdia=5¶mdsmes=06¶mdsanio=&cantidad=25&pag=42#.WL30t_nhDIU)
(*) Profesor Universidad de Antioquia