¡Hasta marzo seguirá pendiente la amenaza de decretar en cualquier momento un estado de excepción!
Diciembre llega con optimismo. Después de 88 horribles meses —entrega en La Habana; pérdida del mar Caribe; AF; NAF; robo del plebiscito; golpe de Estado permanente por parte de gobierno, “altas” cortes y congreso; raudales de mermelada; incontenible crecimiento de cultivos ilícitos; endeudamiento astronómico; desaceleración económica; presidente inverecundo y tahúr, etc. —, ¡es explicable pensar que ¡apenas faltan ocho meses para recuperar la democracia y que Colombia jamás caerá como Venezuela…!
Hay una cierta euforia porque cada día vemos cómo muchos de quienes votaron SÍ, ahora, horrorizados, van recuperando la sensatez. No la tienen, entonces fácil, los del eje Timo-Santos. Por tanto, a medida que aumenta el temor ante Fajardo, De la Calle, Petro o la desequilibrada, aumenta el nerviosismo en las filas del continuismo. Esto puede llevarlos a cometer cualquier nuevo atropello a la voluntad popular, como por ejemplo, llegar hasta la prórroga del presidente y el congreso para asegurar “el bien supremo de la paz”.
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Esta trapisonda parece imposible, pero los que fueron capaces de robarse un plebiscito y ahora se aprestan a desconocer la derrota en el congreso de las 16 curules adicionales para las Farc, son capaces de todo. No olvidemos que es de la esencia del comunismo no soltar jamás el poder.
La anterior hipótesis extrema probablemente no se lleve a cabo, pero de aquí a las elecciones, el eje siniestro Timo-Santos seguirá abusando del poder, multiplicando los obstáculos para la reconstrucción nacional, desinformando a las gentes (además ya vienen las 31 emisoras a reforzarlos), calumniando a todos los candidatos que se les opongan y endeudando al país para poder mantener en funcionamiento la maquinaria… ¡Hasta marzo seguirá pendiente la amenaza de decretar en cualquier momento un estado de excepción!
El enfrentamiento entre los partidarios de la democracia y los de la “paz” es parecido al de David y Goliat, pero no tenemos garantizado el auxilio divino…
Me apena tener que hacer este urgente llamado a no bajar la guardia, porque nuevos hechos ominosos prenavideños no pueden ser ignorados en estos días de distensión y jolgorio:
1. La constitución de la comisión de la verdad, compuesta por once activistas de la extrema izquierda, para engañar mejor al país, está presidida por un sacerdote pérfido, ambiguo y falaz. Afortunadamente un historiador de verdad, el profesor Rubén Darío Acevedo Carmona, en dos artículos titulados “Verdad e Historia”, aparecidos en El Espectador el 19 y 26 de noviembre, ha comenzado a exponer la perversidad de ese mecanismo leninista para tergiversar, desorientar e indoctrinar.
2. La aprobación de la JEP, piñón leninista y rueda suelta dentro de la justicia para absolver a los narcoterroristas de las Farc y condenar a los defensores de la democracia con retroactividad ilimitada, sin sujeción a leyes previas ni respeto por las garantías procesales propias del estado de derecho, degrada la institucionalidad colombiana y es motivo de vergüenza para el país. El principio de igualdad exige que todos los ciudadanos sean sometidos a la auténtica jurisdicción del Estado, y no a tribunales espurios, políticamente motivados.
La tímida repulsa del Congreso fue vencida, y esta JEP, con ligeras cortapisas, fue votada, por unos parlamentarios aterrados por la no muy velada amenaza de recurrir el gobierno a un estado de emergencia para decretarla, y por otros motivados por una dosis adicional de mermelada. ¡Ah, la cobardía de Cambio Radical, la traición de los conservadores y la audacia amenazante de las Farc!
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3. Como las 16 curules adicionales para las Farc fueron improbadas por el congreso, serán “revividas” mediante la más vulgar e inaudita maniobra rabulesca, si la corte constitucional acepta la nueva contabilidad para la paz.
Con 10 curules obsequiadas a la subversión y 16 más, el Congreso deja de ser un órgano democrático y representativo, para convertirse en rehén de una nueva y extraña bancada, elegida de manera desproporcionada por un puñadito de votos constreñidos.
4. La verificación de que en medio de un mar de coca, que al parecer se acerca ya a las 300.000 hectáreas, naufragan todas las instituciones.
5. Con la elevación de otro general precoz, el gobierno decapita a cuatro. Esta séptima cúpula militar de Santos “depura” las Fuerzas Armadas de todo vestigio de oficialidad conocedora de la estrategia y la operación antisubversiva, de tal manera que un generalato prematuro, capitalino, improvisado y agradecido, seguirá colaborando en el desmantelamiento de la institución.
6. Después de anunciar positivos avances con el Eln, el hasta ahora melifluo jefe entregador en Quito dice que su ciclo ha concluido. Seguramente necesitan uno todavía más plegable, flexible y abyecto. ¿Otro De la Calle?
Y como si lo anterior fuera poco, las iracundas protestas de las Farc siempre amedrentan a un gobierno dispuesto a reversar las reformas del congreso al NAF cuando sea necesario, como paladinamente viene insinuando un supino senador sin barreras.
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¿No habrá peculado y prevaricato cuando a individuos con inocultables antecedentes, que todavía no son siquiera empleados públicos, se les pagan astronómicas cuentas por opulentos vuelos chárter y por tratamientos médicos privilegiados en países extranjeros?