La temporada de la libertad tiene nombre: Felipe Negret

El 19 de febrero de 2012 se celebró la última corrida de toros en Bogotá durante la administración de Gustavo Petro. Desde ese día, Felipe Negret y su equipo no pararon de trabajar para recuperar un derecho fundamental: la libertad de asistir a un espectáculo legal.Dice que los recuerdos de estos años son muy duros. “Esa puerta nunca se debió haber cerrado y lo que tengo en mi cabeza es éxodo, intolerancia, ostracismo, exilio, arbitrariedad y cinismo de un alcalde que salió por la puerta de atrás”, afirma.Empezó un trabajo que aún no para pero no quiso quedarse quieto ante lo que consideraba una arbitrariedad, así que lo que siguió fue “apelar a la ley, porque no se trataba de defender un contrato sino libertades y un derecho”.Defender a un colectivo que merece respeto, que debía demostrar que no iba a permitir que le pasaran por encima los mal llamados animalistas que han demostrado que su prioridad son los animales por encima de los humanos. “Fue un trabajo en equipo que me tocó liderar pero que no fue solo mío. Empezó desde el momento en que el alcalde Petro desconoció el contrato, nos lo rompió en la cara y decidimos no permitir este tipo de actos de vandalismo jurídico y lo que hicimos fue acudir a la tutela y esperar tres años largos para que se restablecieran unos derechos y cerrarle el paso a la arbitrariedad”, relata.Gustavo Petro decidió mandar la plaza a obras para no cumplir con la resolución, luego intentó hacer una consulta que no pudo sacar adelante hasta que la ley puso plazos y así se pudo planear la actual temporada.El nuevo AlcaldeLos taurinos de la capital que votaron por Enrique Peñalosa, confiaron en lo que dijo durante su campaña cuando aseguró respetar la ley. Confiaron, sobre todo, porque ya había sido Alcalde y no solo respetó sino que asistió a los toros.“Ya vimos que el Alcalde de Bogotá dio un giro que fue tan grande que no solamente quienes votamos por él quedamos extrañados por su posición sino que quedó más cerca de Petro que de quienes lo elegimos. Ya veremos si los que van a votar por él de ahora en adelante serán los que nos atacaron el día de la primera corrida o si seremos los que fuimos agredidos”, se pregunta Negret.Al alcalde Peñalosa nadie le pedía que fuera a los toros, solo que fuera imparcial, pero él “ha preferido cambiar popularidad por autoridad”, añade.Agradece a funcionarios como Daniel Mejía, Secretario de Seguridad, y al General Penilla, Comandante de la Policía de Bogotá, pues asegura que ellos se han preocupado por la seguridad de quienes asisten a la plaza.Le preocupa que sea desde la propia Alcaldía desde donde se promuevan ataques a los taurinos como los que se produjeron el pasado 22 de enero, cuando los asistentes a los toros no solo escucharon insultos sino que fueron escupidos y golpeados por los manifestantes. “Es claro que hay funcionarios que están cometiendo prevaricato y es importante que las autoridades no hagan caso omiso porque no puede ser que desde las cómodas sillas del Palacio Liévano estén alentando campañas en contra de una población que merece, no solamente seguridad, sino también respeto. En la administración Peñalosa se cambió el respeto por la intolerancia”, insistió.La Temporada 2017Después de saber que se podrían dar toros este año, venía lo más fácil. Negociar con toreros y ganaderos, con aquellos que durante cuatro años se pronunciaron en contra de la prohibición y expresaron su deseo de torear en la Santamaría cuando se reabriera. Sin embargo a la hora de la verdad las cosas no fueron tan fáciles como uno supondría después de tantos lamentos ante el cierre. “Acudo a España y los que quisieron venir, en las condiciones que podíamos ofrecer, teniendo en cuenta que la plaza pasó de un aforo de trece mil personas a uno de diez mil” vinieron. Asegura que hubo quien interpuso sus intereses personales, como sus honorarios, y la ganadería que quería torear a la importancia de su presencia en Bogotá. Todos querían torear la corrida de Ernesto Gutiérrez y era imposible ponerla cinco tardes.“No era el momento para los requeñeques y las pataletas. Era el momento de dar un paso adelante y de la solidaridad y están los que quisieron estar”, aseguró.Reiteró que cada aficionado, torero, ganadero y profesional de la fiesta, debe defender sus derechos. No puede ser que la defensa de los derechos de todos esté en cabeza de unos pocos porque luego va a llegar otro intolerante a cerrar la ciclovía o el fútbol y lo que no podemos permitir es la arbitrariedad, que debemos estar alerta para que no vuelvan a hacer política con nuestros derechos. Ya veremos que depara el destino para los toros en este país de extremos.

El Mundo

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